Tal como los sondeos de intención de voto muestran desde hace meses, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, llega a las elecciones del domingo con una clara ventaja sobre el Partido Socialdemócrata (SPD) de Martin Schulz, aunque sin mayoría, lo que la obligaría a pactar alianzas para poder gobernar. Así las cosas, la verdadera sorpresa la daría Alternativa para Alemania (AfD), el primer partido de extrema derecha con chances de llegar al Parlamento alemán en más de siete décadas.

Los partidos alemanes multiplicaron los actos y las entrevistas en la recta final de una campaña electoral que transcurrió sin muchos sobresaltos. Mientras tanto, las encuestas más recientes apenas registran cambios y siguen dando al bloque conservador de la CDU –junto a su ala bávara, Unión Socialcristiana (CSU)–, como el seguro ganador.

Un sondeo de YouGov publicado ayer indica que los conservadores de Merkel están a la cabeza con 36% de los votos, seguidos por el SPD, que alcanza 23%. Más abajo en la lista se ubica La Izquierda, que lograría 10% de los sufragios; el partido de extrema derecha AfD, también con 10%; el Partido Liberal, con 9%; y Los Verdes, con 7%. Otro estudio, del instituto GMS, va por el mismo camino.

Los números muestran que la popularidad de Merkel, que intenta renovar su mandato por cuarta vez, no se ha visto perjudicada por los 12 años al frente del gobierno y una última legislatura marcada por la crisis de los refugiados, con la llegada de unos 1,3 millones de solicitantes de asilo al país. A pesar de que muchos sectores criticaron la manera en que la canciller gestionó la crisis migratoria, los últimos cuatro años también estuvieron marcados por la aprobación de leyes como las que introdujeron el salario mínimo o la rebaja de la edad de jubilación para algunos colectivos, el histórico descenso del desempleo y, en líneas generales, la estabilidad política.

El panorama general hizo que la carrera fuera cuesta arriba para Schulz, un dirigente poco conocido en la política alemana tras más de dos décadas en el Parlamento Europeo. Esto, a pesar de que muchos puntos del programa del SPD –en materia fiscal, política exterior e incluso migratoria– coinciden con las propuestas del bloque CDU-CSU, del que fue aliado en este mandato de Merkel.

Los dos programas también son similares en cuanto a la relación que quieren mantener con la Unión Europea (UE), con propuestas que, en general, auguran continuidad en las políticas que ha impulsado Berlín, como la de avanzar en la cooperación militar y de seguridad. Los conservadores –que, con Merkel, han puesto a Alemania en un lugar de liderazgo en el bloque europeo– sostienen que la tarea de Alemania es llegar a ser un “ancla de estabilidad en el mundo”, según se lee en su programa, y aseguran que el principal aliado del país es Francia. Además, apuestan por los acuerdos comerciales internacionales y admiten que Estados Unidos es y seguirá siendo un socio central.

En tanto, los socialdemócratas abogan por crear un gobierno económico dentro de la UE para coordinar la política económica, por mantener la alianza con Estados Unidos y por una desescalada en las relaciones con Rusia.

Si bien la campaña fue tranquila, los dos candidatos a liderar el gobierno alemán se pusieron agresivos cuando quedan pocas horas para las elecciones. Ayer, Merkel protagonizó dos actos en pequeñas localidades del oeste de Alemania y concedió una entrevista radial. En esta última, los periodistas le consultaron qué pregunta le gustaría hacerle a su rival socialdemócrata, a lo que Merkel respondió: “¿Cómo piensa pagar todo lo que ha prometido? Porque dice que con los superávits, pero desgraciadamente no hay ninguno”. El SPD promete aprovechar los actuales superávits del gobierno para garantizar el acceso universal gratuito a las guarderías, invertir en educación e infraestructuras y contribuir en la formación continua de los desempleados.

Además, en una alusión indirecta a AfD, Merkel pidió a los ciudadanos que “por favor” voten “por los partidos que defienden al 100% la Constitución”.

Por su parte, Schulz cargó su agenda con actividades en las ciudades de Hannover y Colonia, en las que insistió en las diferencias programáticas entre su partido y el bloque conservador. En Hannover, el líder socialdemócrata reiteró que el programa de los conservadores es “complaciente”, mientras que el suyo persigue una mayor justicia social. “Nosotros no evadimos las injusticias de nuestro país”, dijo ante miles de personas, según informó la agencia de noticias Efe. En todo momento, Schulz apeló al votante indeciso.

Los estudios de intención de voto también muestran que la canciller tendrá que pactar con otras formaciones para poder gobernar. Durante la campaña, Merkel sólo adelantó que nunca pactará con AfD ni con La Izquierda. En este escenario, los expertos sólo ven viables dos coaliciones. La primera posibilidad es que se renueve la gran coalición entre conservadores y socialdemócratas que hoy gobierna –una fórmula que ninguna de las dos partes quiere, pero que tampoco descartan–; la segunda es un inédito tripartito con la CDU-CSU, el Partido Liberal y Los Verdes, cuya negociación sería muy compleja por las diferencias entre los dos socios minoritarios.