El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, sustituyó a varios de sus ministros después de que el Congreso –dominado por el partido fujimorista Fuerza Popular– le retiró la confianza parlamentaria al primer ministro Fernando Zavala y a su gabinete. Esto llevó a la disolución del gabinete y obligó a la formación de uno nuevo, que asumió el domingo bajo el liderazgo de la vicepresidenta segunda de Perú, Mercedes Aráoz.

Cuando Kuczynski asumió la presidencia, hace 13 meses y medio, sabía que su desafío más urgente era tender puentes con Fuerza Popular, la formación que se quedó con la mayoría absoluta en el Congreso en las últimas elecciones. Era la única manera de asegurar la gobernabilidad. Pero a pesar de los intentos de acercamiento de uno y otro lado, la fractura entre los poderes Ejecutivo y Legislativo no hizo más que profundizarse, especialmente desde que empezó el año.

La tensión llegó a uno de sus puntos más altos el jueves, cuando el Congreso rechazó el voto de confianza que había solicitado el primer ministro Zavala para evitar que la bancada fujimorista presentara una moción de censura contra la ministra de Educación, Marilú Martens. La medida llevó a la disolución del gabinete y a la formación de uno nuevo.

Tras un silencio de más de diez horas, Kuczynski finalmente dijo el viernes que aceptaba la decisión del Congreso porque “respeta los valores democráticos”. De todas formas, lamentó la actitud del fujimorismo contra la titular de Educación. “En las últimas semanas, todos hemos sido testigos de cómo se ha vuelto a cuestionar la política de Estado en educación”, dijo el mandatario, en cadena nacional. “La reforma educativa es una política de Estado impulsada por mi gobierno y forma parte del Acuerdo Nacional. Buscamos mejorar la calidad de la educación y revalorizar la carrera del magisterio. Con el futuro de nuestros niños no se juega. Con eso no vamos a transigir. Sin educación no hay desarrollo”, agregó.

A pesar de la insistencia de los fujimoristas, que pidieron un cambio “radical” en el gobierno, el nuevo gabinete –integrado por 19 ministros– sólo incluye seis renovaciones, incluida la del puesto de jefe de gabinete. Los nuevos ministros asumieron sus funciones en la tarde del domingo. Los otros 13 continuarán en los mismos cargos.

La vicepresidenta segunda de Perú, una economista de 56 años muy cercana a Kuczynski, sustituyó a Zavala y tomó las riendas del nuevo gabinete. Aráoz fue ministra de Comercio Exterior y Turismo, de Producción, y de Economía y Finanzas durante el segundo gobierno de Alan García (2006-2011), y una pieza clave de la campaña del ahora presidente.

La votación del jueves, en sí misma, reflejó la crisis política que vive el país. Ese día, sólo 22 diputados votaron a favor de mantener la confianza a Zavala: los del partido oficialista Peruanos por el Kambio y los de Alianza para el Progreso, la formación de César Acuña. Los demás 115 diputados presentes, encabezados por los 71 de Fuerza Popular, negaron su apoyo al gobierno o se abstuvieron.

Quienes querían a Martens fuera del ministerio cuestionaron su mala gestión frente a una huelga de maestros que duró dos meses. Sin embargo, para el gobierno, lo que realmente molestaba a la oposición era la reforma educativa que promovió al frente de su cartera.

De haber sido censurada, Martens hubiera sido la cuarta ministra –y la segunda de Educación– en ser destituida por presión parlamentaria en menos de un año. Antes, el fujimorismo censuró a Jaime Saavedra, y trató de hacer lo mismo con los ministros de Economía y Finanzas, Alfredo Thorne, y de Transportes y Comunicaciones, Martín Vizcarra, quienes renunciaron antes de que el Congreso votara.

Según establece la Constitución peruana, el presidente puede disolver el Congreso y convocar nuevas elecciones legislativas si los congresistas reprueban dos gabinetes en una misma legislatura. A Kuczynski todavía le quedan cuatro años de gobierno, y en el panorama actual las elecciones anticipadas no son una opción descabellada.

Por otro lado, la aprobación a la gestión del mandatario cayó por cuarto mes consecutivo y se encuentra en 22%, de acuerdo con una encuesta de Ipsos difundida el domingo por el diario peruano El Comercio. En abril y mayo, la aprobación al gobierno llegaba a 43%, pero desde entonces empezó a caer de forma sostenida. En la misma línea, el sondeo muestra que la desaprobación al presidente alcanzó 72% en setiembre, ocho puntos porcentuales más que en agosto.