El Dr. Gerardo Barrios culmina 10 años al frente de la UNASEV con indicadores y resultados concretos de una gestión exitosa y una política pública absolutamente consolidada.
Si alguien no merece esta fría (y casi frívola) forma de abandonar un cargo, es el Dr. Gerardo Barrios, Presidente “formal” de la UNASEV hasta hace pocos días, pero líder natural e indiscutido del rico y ejemplar proceso de generación de una auténtica política de Estado que hizo del Uruguay un mejor lugar para vivir.
Quiero -y debo- vencer la tentación de contradecir la serie de disparates que lanzaron algunos oportunistas por diferentes medios en el momento que se conoció la novedad, porque ha sido tan enorme y humano el resultado de la “porfiadez” (bien entendida) de este médico uruguayo, que nos obliga a “levantar la mira”. Todos sabíamos que se produciría el relevo, porque la ley 18.113 (que creó la Unidad Nacional de Seguridad Vial) así lo dispuso. Es como si Tabárez se hubiera encontrado con alguna disposición legal que no le permitiera convocar a Luis Suárez para tres mundiales consecutivos. A Tabaré le pasó lo mismo, con Gerardo. Un tanto absurdo no poder contar con el mejor. Pero lo establece la ley: no puede continuar. Punto.
Si el “Flaco” se hubiera dejado amilanar por los que siempre calificó como “comité de obstáculos”, nada habría pasado. Si el “Flaco” se hubiera dejado influir por los que no acompañaron con sus votos la creación (por ley) de una Unidad especializada, o por los que no apoyaron la aprobación de la primera ley nacional de tránsito y seguridad vial (18.191) nada, o casi nada, habría ocurrido en este país en esa materia, que generaba más del doble de muertes que los homicidios. Si el “Flaco” se hubiera quedado con las excusas de los pregoneros del inefable “hacé la tuya”, no se podría haber avanzado en medidas que desde los años 90 estaban plasmadas en sendas leyes condenadas a ser solo eso: papel escrito. Si el “Flaco” no hubiera sido todo lo porfiado que fue y tenía que ser, el país no contaría con el transporte aéreo sanitario que en el más absoluto anonimato ha salvado tantas vidas. Si el “Flaco” no hubiera “tirado el chico tan lejos”, jamás se podría haber llegado a contar con normativa que venciera las resistencias corporativas para que los vehículos sean seguros como lo son hoy, o que tuviéramos (como tenemos) un altísimo hábito en el uso del casco en motociclistas o el cinturón de seguridad, las luces encendidas, el alcohol divorciado de la conducción, etc. Si el “Flaco” no hubiera sido como es, en suma, muchos de los avances que Uruguay ha implementado no serían, hoy, una realidad palpable con resultados “comparables” (en forma más que relativa, dado que el país duplicó su parque automotor en una década y los datos pre-existentes son muy endebles por la no existencia de organismo serio alguno que los colectara).
Planteo un desafío público a los economistas uruguayos, que alguien haga el cálculo de los recursos gastados por la UNASEV en estos diez años de gestión y los contraste con sus resultados. Me adelanto a decir que se llevarán una muy grata sorpresa, porque concluirán que no todo es plata en esta vida y que gran parte del éxito de esa pequeña oficina dependiente de la Presidencia de la República (no más de 30 personas), se debe a la convicción, compromiso, tenacidad, idoneidad, conocimiento, creatividad y firme liderazgo de quien hoy pasa la posta.
Una de las cosas que aprendí trabajando con Gerardo, es un concepto muy bien definido por Kofi Annan*: “El edificar una cultura de prevención no es fácil. En tanto que los costos de la prevención deben pagarse ahora, sus dividendos se hallan en el futuro remoto. Además, los beneficios no son tangibles: son los desastres que no sucedieron.”
¡Si será difícil, e ingrato, Gerardo! Si sabrás de estos sinsabores y faltas de reconocimiento (que nunca buscaste, ni esperaste, lo sé). ¡Si te importarán poco los laureles y las posiciones personales! ¡Si te conocerán poco (o nada) quienes quisieron colocar en la opinión pública -en estos días- la fantasiosa versión de que tu alejamiento de la UNASEV obedecía a “molestias” de algunos que se creyeron poderosos! ¡Estarás ahora, “Flaco”!, como también me enseñaste, “cargando tus pilas” en esa otra pasión de tu vida -la medicina intensiva-, salvando alguna que otra vida, y sin lugar a ninguna duda, desde alguna trinchera, peleando y peleando contra los mismos molinos de viento, y por los más débiles!
Se dice que “la justicia tarda, pero llega”, como estoy seguro llegará, en buena hora, el reconocimiento y agradecimiento a este médico uruguayo por parte de nuestro Estado. Mientras ello no ocurra, me atrevo a decirte públicamente y en nombre de mucha gente: ¡“Gracias “Flaco”!
(*) Secretario General de Naciones Unidas 1997-2006. Premio Nobel de la Paz 2001
Pablo Inthamoussu