El gobierno de la primera ministra británica, Theresa May, evalúa una serie de medidas para restringir la entrada de ciudadanos de la Unión Europea (UE) una vez que haya finalizado el proceso del brexit, excepto si son trabajadores altamente calificados. Esto muestra un documento del Ministerio del Interior al que accedió el diario The Guardian que, en líneas generales, se centra en dar prioridad a los trabajadores británicos.

El informe, titulado “Sistema de frontera, inmigración y ciudadanía después de que Reino Unido salga de la UE”, establece que la inmigración es “valiosa para el país” si beneficia “no sólo a los mismos inmigrantes sino a los actuales residentes”. Bajo esa premisa, el Ministerio del Interior británico propone que el país ponga fin a la libre circulación de ciudadanos de la UE inmediatamente después del brexit e introduzca restricciones para frenar el ingreso de los trabajadores de esos países, con excepción de los que el gobierno considere calificados. A estos últimos se les concedería un permiso de empleo de entre tres a cinco años.

Como medida complementaria, el documento también plantea la reducción del número de inmigrantes de la UE que estén menos preparados, a quienes se les ofrecería residencia por un máximo de dos años. De esta manera, Londres reduciría las oportunidades para que esos ciudadanos se establezcan en el país a largo plazo.

El documento dice en letras grandes y mayúsculas que se trata de un “borrador oficial sensible” y aclara, en alguna parte del texto, que son propuestas que tendrán que ser aprobadas por los ministros y estarán “sujetas a la negociación con la UE”. Sin embargo, sirve como pista para vislumbrar cuál es la línea que quiere seguir el gobierno de May en materia migratoria una vez que su país se divorcie del bloque europeo.

Otra propuesta obliga a los empleadores a darles prioridad a los británicos a la hora de conceder un trabajo. A la vez, se impondrán sanciones a las compañías que tengan empleados ilegales. “Somos claros en que, cuando sea posible, los empleadores del Reino Unido deberán gestionar sus necesidades laborales con la mano de obra residente”, dice el documento de 82 páginas. Además, los ciudadanos de la UE que vivan en Reino Unido tendrán más dificultades que ahora para traer a miembros de su familia, ya que se les exigirá disponer de ingresos brutos anuales de un mínimo de 24.000 dólares.

Horas después de que se publicara el documento, el ministro de Defensa británico, Michael Fallon, dijo a la cadena BBC que Reino Unido, después del brexit, “no cerrará sus puertas” a los inmigrantes provenientes de países de la UE, pero “gestionará” la situación de mejor manera, para reducir el flujo. “No puedo establecer las propuestas todavía, no han sido finalizadas, se está trabajando en ello”, agregó.

En tanto, May evitó referirse específicamente al informe publicado por The Guardian pero defendió la necesidad de controlar el número de ciudadanos de la UE que ingresan a su país, durante la ronda de preguntas que tiene lugar todos los años después del receso de verano. El tema fue introducido por Ian Blackford, líder de la bancada del Partido Nacional Escocés en la Cámara de los Comunes. “¿Está la primera ministra de acuerdo conmigo en que la inmigración es esencial para la fortaleza de la economía de Reino Unido, así como para mejorar nuestra diversidad y nuestro tejido cultural?”, preguntó. La líder del Partido Conservador respondió: “He dicho en muchas ocasiones que la inmigración en general ha sido buena para Reino Unido [...] Pero lo que la gente quiere ver como resultado de salir de la UE es el control de esa inmigración”. En ese sentido, explicó que los controles son necesarios, en parte, para mantener los niveles salariales.

Una de las líderes del Partido Verde, Caroline Lucas, criticó el borrador del gobierno por ser “no sólo económicamente analfabeto, sino también cruel”. Por su parte, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, dijo que era “un plan para estrangular” la economía británica. Hasta ayer, el Partido Laborista –el principal de la oposición– no se había pronunciado sobre el tema.

Desde que Reino Unido votó en junio de 2016 abandonar la UE, la diferencia anual entre las personas que van a vivir al país y las que lo abandonan disminuyó en 81.000 desde marzo de 2016 hasta marzo de 2017, y llegó a 246.000, informó la agencia de noticias Reuters, que citó datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por su sigla en inglés). De esos 246.000 inmigrantes, 127.000 llegaron desde la UE, lo que se traduce en 51.000 menos que hace un año. De acuerdo con la ONS, se trata de la cifra más baja de inmigrantes europeos desde 2013. La lectura que hace Reuters es que algunos ciudadanos de la UE están optando por abandonar el país antes de que el gobierno aplique medidas que no los favorezcan, y que, además, la depreciación de la libra esterlina reduce el valor de sus salarios en sus lugares de origen.