El procurador general de Brasil, Rodrigo Janot, dejará su cargo este domingo tras haber presentado su segunda denuncia en contra del presidente Michel Temer, en este caso por obstrucción de la Justicia y asociación para delinquir. La presentación fue hecha, pero hay muy pocas perspectivas de que avance la denuncia, ya que para hacerlo precisa el aval del Congreso.

La acusación de Janot se basa en una investigación que la Policía Federal terminó días atrás, en la que concluyó que Temer lideraba, junto al ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, un esquema dirigido a recibir sobornos a cambio de beneficios para empresas y personas que habría desviado casi 190 millones de dólares desde 2006. Entre otras cosas, la acusación se respalda en el testimonio de ejecutivos de Odebrecht, del empresario Joesley Batista y del operador Lúcio Funaro, vinculado al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que pertenece Temer. Todos ellos firmaron acuerdos para dar a conocer todo lo que saben a cambio de una reducción de la pena.

Además de Temer y Cunha, son acusadas de integrar una organización para delinquir otras seis personas: los ministros Eliseu Padilha, de la Presidencia, y Wellington Moreira Franco, de la Secretaría General; los ex integrantes del gabinete de Temer Geddel Vieira Lima y Henrique Eduardo Alves, quienes ya están presos por otros casos de corrupción; y el ex diputado Rodrigo Rocha Loures, un ex asesor de Temer que también está preso. Todos son integrantes del PMDB.

En cuanto a la acusación de obstrucción de la Justicia, Janot indica en el escrito que Temer intentó comprar el silencio de Funaro antes de que este firmara un acuerdo por intermedio de los ejecutivos de JBS Joesley Batista y Ricardo Saud, que son acusados del mismo crimen.

Desde que es presidente, Temer habría intentado obstruir la actuación judicial y liderado la organización criminal, algo que es necesario para que pueda ser juzgado por estos delitos mientras ocupa el cargo según las disposiciones constitucionales.

La primera denuncia presentada por Janot contra Temer, en junio, fue por corrupción pasiva, y su avance se vio frustrado por una votación de la Cámara de Diputados en un momento en el que Temer estaba más debilitado políticamente. Esta denuncia tendrá que seguir el mismo camino: el Supremo Tribunal Federal deberá primero admitirla a trámite y la cámara baja deberá someterla a votación después. El presidente mantiene el respaldo de la mayoría de los partidos brasileños, que ocupan diversos cargos en su gabinete, y, por lo tanto, de sus bancadas. El mayor inconveniente podría surgir por la demora en cumplir con la entrega de partidas especiales que prometió a los diputados para que lo respaldaran en la votación anterior.

Janot termina este domingo su mandato de dos períodos consecutivos después de dirigir durante los últimos tres años las investigaciones del esquema de corrupción en Petrobras que recaen sobre los políticos. Su sucesora será Raquel Dodge, quien se comprometió a continuar con estas investigaciones. Deja el cargo siendo duramente atacado por el presidente, quien pidió que se lo excluyera de las investigaciones que recaen sobre él. Los diputados y senadores fieles al mandatario son mayoría en la comisión investigadora creada recientemente, que tiene como objetivo declarado investigar la delación premiada de los ejecutivos de JBS, recientemente anulada por presuntas irregularidades, pero se perfila para convertirse en una vendetta política.