2016 será recordado como un año de crisis para los pequeños productores rurales que sufrieron las consecuencias de varias inundaciones. Con la intención de ayudar a su recuperación y de educar en la prevención de crisis, el Sistema Nacional de Emergencia (Sinae), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) y otras instituciones realizaron durante 2017 talleres en 77 escuelas rurales, con los que llegaron a 150 maestros y a 1.100 niños y sus familias. Además, hicieron jornadas de capacitación y brindaron asistencia a productores mediante la entrega de semillas y materiales para la reconstrucción de invernáculos.

Matías Ocampo, coordinador del proyecto desde el Sinae, explicó a la diaria que decidieron enfocarse en los seis departamentos más afectados: Canelones, Colonia, Río Negro, Rocha, San José y Soriano. Las escuelas rurales que participaron fueron elegidas por los maestros coordinadores de departamento: “Ellos nos decían cuáles eran las zonas más afectadas por las inundaciones o eventos adversos, porque no todas tuvieron inundaciones. Por ejemplo, una [localidad] había recibido un tornado y quedó la huella entre los niños, en otra hubo un incendio importante poco antes de que fuéramos”, ejemplificó Ocampo.

El trabajo con los niños se apoyó en el Programa de Huertas en Centros Educativos de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República (Udelar). Ocampo detalló que a los niños se les enseñó manejo agroecológico de las huertas, una forma de reducir los posibles eventos adversos: manejar de esta forma una huerta les permite sobrellevar las inundaciones. “Además, al producir sus propios alimentos están mejorando su seguridad alimentaria, que es otro de los puntos importantes cuando hay una emergencia”, acotó. El programa dejó en cada escuela múltiples materiales impresos, además de herramientas para construir las huertas y varias semillas que fueron sembradas y cosechadas por los estudiantes.

Asimismo, los niños de las escuelas rurales aprendieron diferentes formas de enfrentar los eventos climáticos adversos, tanto a la hora de actuar en el momento como maneras de proceder después de que haya pasado. Además de las lluvias, se trabajaron otros fenómenos, como los tornados, y se puso énfasis en las prácticas en momentos de crisis como la evacuación del edificio; para eso el programa contó con el apoyo y participación de la Dirección Nacional de Bomberos.

“Las experiencias fueron muy diversas; había escuelas en las que los maestros trabajaban el tema sobre la gestión de riesgo, o lo hacían sobre los cuidados para inundaciones, pero en otras no había ningún tipo de formación acerca del tema. Muchas veces, ni siquiera los maestros sabían, muchos nos planteaban que nunca habían tratado el tema, en ningún lado”, comentó Ocampo, que resaltó los resultados positivos de la experiencia y agregó que se continuará trabajando con las escuelas rurales este año, aunque el proyecto en sí mismo haya finalizado.

Otra parte del proyecto estaba centrada en recuperar los medios de vida de los productores mediante la entrega de semillas hortícolas y forrajeras. Con ese objetivo se otorgaron materiales para la reconstrucción de los invernáculos, que en varios casos se habían visto muy afectados y se incluyeron capacitaciones a los productores sobre “gestión de riesgo y mejores prácticas de manejo para sus cultivos”, detalló el coordinador. “Con eso se apuntó a mejorar su manejo en caso de inundación o de otro tipo de emergencia”, precisó Ocampo, y agregó que la idea era prevenir desde diversos frentes: diferentes prácticas de manejo de los cultivos, asociación entre productores, y distintos sistemas productivos en la plantación.

Se hizo un total de 20 talleres con productores y población rural, que alcanzaron a 150 familias, y se entregaron semillas por un valor de 207.328 dólares, además de materiales para la reconstrucción, cuyo valor ascendió a 31.700 dólares. En palabras de Ocampo, los productores pudieron “salir adelante; estaban produciendo bien con las semillas que les dimos, en sí tuvimos una buena devolución de los productores, tanto respecto de los materiales entregados como de la capacitación”.

Para ejecutar el proyecto, Sinae y FAO se unieron además a la Udelar y al Consejo de Educación Inicial y Primaria, al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca por intermedio de la Dirección General de Desarrollo Rural, que determinó las zonas más afectadas y se acercó a los productores para hacerles llegar los beneficios, a los gobiernos departamentales y a los comités de Emergencia de los seis departamentos.