Ayer se cumplieron dos semanas del día en el que el periodista saudita Jamal Khashoggi desapareció y todavía no se conocen detalles sobre lo que le sucedió. Lo único que parece claro es que ingresó al consulado de Arabia Saudita en Estambul, en Turquía, para hacer un trámite y nunca más salió.

Las investigaciones en Turquía apuntan a que Khashoggi, crítico del gobierno saudí y exiliado en Estados Unidos desde 2017, pudo haber sido asesinado en la sede diplomática, algo que han rechazado las autoridades del reino. Hasta hace unos días, el gobierno de Riad no se había mostrado muy abierto a colaborar. Sin embargo, el fin de semana dio su permiso para que las autoridades turcas allanaran la sede diplomática el lunes.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo ayer a la prensa que la Policía investiga “tóxicos” y “cosas que se eliminaron pintando encima”. Ayer empezó el registro de cada una de las muestras recolectadas, que salieron de la embajada cargadas en dos camionetas. También se prevé que sea allanada la residencia del cónsul. Esto se debe a que las cámaras de vigilancia registraron que, horas después de que Khashoggi entró en el edificio, seis vehículos salieron del consulado y entraron en esa residencia. “Se hizo un trabajo intenso, que continuará. Nuestro deseo es que de ahí salga un resultado que nos permita formar una opinión”, afirmó Erdogan.

El segundo gesto del gobierno saudí se produjo en una reunión que el rey Salman bin Abdelaziz mantuvo ayer en la capital de su país con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo. Luego del encuentro, la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Heather Nauert, dijo en Twitter que el rey Salman le mostró a Pompeo su “compromiso para apoyar una investigación completa, transparente y oportuna” sobre la desaparición de Khashoggi.

Desde el primer día, la desaparición del periodista elevó la presión que ejercen sobre el reino varios países, incluido Estados Unidos. En un principio, el presidente estadounidense, Donald Trump, se mostró más duro con el gobierno saudí por la falta de una respuesta convincente sobre el paradero del periodista. Pero el lunes empezó a bajar el tono después de una conversación que mantuvo con Salman, en la que –según dijo– el monarca le negó que tuviera algún conocimiento sobre Khashoggi.