La diputada Graciela Bianchi (Todos) aseguró a comienzos de la semana que el asesinato del fiscal argentino Alberto Nisman fue planeado por una célula del movimiento terrorista islámico Hezbolá establecida en Uruguay. Fuentes del Partido Nacional (PN) reconocieron que las declaraciones de la legisladora “causaron sorpresa”, ya que “no contenían ningún insulto ni salida de tono, y eran simplemente ridículas por su contenido, no por su forma”. “Creo que no deja de ser un avance, pero de todas maneras, la campaña electoral está muy cerca. Graciela tiene que avanzar mucho en estos meses si quiere dejar de ser tóxica”, declaró un dirigente blanco. En una rueda de prensa brindada en el Parlamento el miércoles, Bianchi declaró: “Espero que no me pase nada después de esto”. Ayer aclaró que no tiene miedo de un posible atentado de Hezbolá contra su persona. “Lo que realmente me da miedo es que algún compañero del PN me asesine por el efecto que tiene mi presencia para la imagen del partido”. Durante los últimos años, en varias ocasiones dirigentes blancos salieron a desmarcarse de las declaraciones o tuits de Bianchi. La diputada opina que lo que cambió ahora es que “como tienen a Gonzalo Mujica para interpretar el papel de izquierdista arrepentido ya no me necesitan. Además, entre un ex diputado que llegó a tener cierto nombre en la interna frentista y yo, que simplemente pisé un par de veces un comité de base, la elección es clara. Si no hay lugar para los dos, es mi vida la que corre peligro”.