Comenzó ayer en la capital de Argentina el primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, un encuentro organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) que busca servir de plataforma para el intercambio entre líderes políticos, académicos y activistas sociales de izquierda. El foro, que se lleva a cabo en un club del barrio porteño Caballito, será el prólogo de la Octava Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, en la que participarán miles de investigadores hasta el viernes.

Si bien algunos medios se refieren al foro como “contracumbre”, porque se celebra una semana antes de que comience –también en Buenos Aires– la cumbre del G20, el Clacso aclaró que no hay ningún vínculo porque su actividad fue programada antes de que se conociera la fecha y la sede de ese encuentro. La Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo es una de las entidades que organizan el encuentro. Su rector, Nicolás Trotta, dijo ayer al diario Página 12 que el foro “es imprescindible frente al avance de gobiernos neoliberales y neofascistas en el mundo y particularmente en la región”. A su entender, “es urgente” analizar “las limitaciones que encontraron los gobiernos populares en la democratización real del poder para trazar una nueva agenda”.

Sobre este tema, la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff tiene mucho para decir. La dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) fue la encargada de abrir el foro con un discurso sobre “democracia, ciudadanía y estado de excepción”. Dijo que la clave para hacer frente al avance de los gobiernos de derecha en la región es “tener un corazón antineoliberal y antifascista”, y aseguró que “los que vencieron en las últimas elecciones le están dando la espalda a América Latina”. Al mismo tiempo, insistió en la necesidad de consolidar un espacio regional de izquierda, un trabajo que comenzaron a crear los gobiernos anteriores. “En nuestros gobiernos considerábamos que las relaciones entre países de América Latina eran fundamentales para construir un mundo mejor”, dijo Rousseff ante una audiencia de miles de personas. Se inscribieron 50.000 para participar en el encuentro.

Después de analizar lo que pasa en la región, la ex mandataria se detuvo en la situación actual de Brasil. Afirmó que el país “entró en un camino trágico” porque “corre el riesgo de salir de la democracia y entrar en una variante neoliberal y neofascista”. Concretamente, dijo que ese “ciclo” comenzó con el golpe de Estado que la destituyó en 2016, que “fue hecho para reencuadrar a Brasil en el neoliberalismo”. El segundo paso, dijo, fue el conjunto de “medidas tomadas” para favorecer la elección del ultraderechista Jair Bolsonaro como futuro presidente brasileño, como el encarcelamiento del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. “Era inimaginable que la extrema derecha ganara unas elecciones, pero el encarcelamiento de Lula hizo realidad esa posibilidad”, insistió. Culpó además a las falsas noticias que circularon durante la campaña sobre los candidatos de izquierda, la circulación de “preconceptos” y “la creación de un enemigo”, en referencia al PT, aquella “vieja receta de la Guerra Fría de construir el ‘anticomunismo’”.

Dilma Rousseff durante el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico, ayer, en Buenos Aires.

Dilma Rousseff durante el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico, ayer, en Buenos Aires.

Foto: Eitan Abramovich

Por último, Rousseff habló de “muestras de autoritarismo” en el Brasil presidido hoy por Michel Temer. Dijo que el encarcelamiento de Lula es “la manifestación más clara” y resaltó que “no es trivial ni banal que el juez que lo juzgó y condenó [...] sin pruebas”, Sérgio Moro, “se convierta ahora en el ministro de Justicia”.

Unas horas después, la oradora fue la ex presidenta argentina Cristina Fernández, quien centró su exposición en el tema “capitalismo, neoliberalismo y crisis de la democracia”. En una línea similar a la de Rousseff, la actual senadora del Frente para la Victoria llamó a los espacios populares, nacionales y progresistas a “repensarse como espacio político” para hacer frente al neoliberalismo que, agregó, “impacta negativamente” en la sociedad.

Puso como ejemplo la situación económica y social que vive su país desde que asumió el gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, en diciembre de 2015. “En tres años, el neoliberalismo ha vuelto a endeudar el país”, criticó Fernández, e hizo un repaso de la escalada de las tasas de interés, el aumento del dólar, la caída de la producción industrial y la duplicación de la inflación y la pobreza. “Los desafío a que rememoren y piensen si se acuerdan de haber visto en otro momento, en la Ciudad de Buenos Aires, tantas familias viviendo en las calles. Es el resultado de tres años de neoliberalismo en Argentina”, dijo la ex presidenta. “El nivel adquisitivo que adquirieron los sectores populares y medios durante nuestra gestión se evidenciaba en que muchos evitaban ir el fin de semana al supermercado porque era una romería de gente, horas de colas. Hoy los supermercados están vacíos”, agregó.

Para Fernández, el problema del neoliberalismo es que “busca crear nuevos sentidos comunes” basados en la meritocracia y el individualismo para enfrentar a “los espacios progresistas que han pivoteado históricamente en la idea de la igualdad de oportunidades”. Pero la igualdad, explicó, “es una construcción política, como la fraternidad y la libertad”. Y agregó que mientras que “la idea de igualdad deviene en solidaridad”, la de la meritocracia busca que las necesidades como el trabajo sean logros personales, de tal manera que “ya no es un problema ni del Estado ni de la sociedad”. Al final de su exposición, que duró casi una hora, resumió: “Hay mucha gente que se levanta temprano y se acuesta tarde y hoy ya no tiene trabajo. Una parte es mérito personal pero, por otro lado, si no tenés políticas públicas, quedás colgado del pincel”.