La cuestión de adónde irán a parar los restos del dictador español Francisco Franco, luego de que sea exhumado del Valle de los Caídos, sigue sin resolverse.

La vicepresidenta española, Carmen Calvo, había dicho el lunes, tras una reunión con Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y número dos del papa Francisco, que el gobierno y la iglesia católica iban a “trabajar conjuntamente para buscar una salida a que los restos de Franco no se inhumen en la catedral de la Almudena”, según informó la agencia de noticias Efe.

Pero rápidamente el Vaticano emitió un comunicado en el que aclaraba que no se había expedido sobre el lugar en el que deben sepultar los restos del dictador. En una declaración difundida ayer y firmada por Greg Burke, portavoz del Vaticano, se aclaró que “el cardenal Pietro Parolin no se opone a la exhumación de Francisco Franco, si así lo han decidido las autoridades competentes, pero en ningún momento se pronunció sobre el lugar de la inhumación”.

El gobierno que encabeza el socialista Pedro Sánchez había manifestado su voluntad de que los restos de Franco no fueran a la catedral de la Almudena, ubicada en el centro de Madrid, y en la que sus descendientes son dueños de una cripta, para evitar que se convirtiera en un sitio de peregrinación de simpatizantes del dictador y su régimen.