Siete militares, siete políticos de larga trayectoria y ocho personas con una impronta técnica serán los integrantes del gabinete de Jair Bolsonaro, que mañana asumirá la presidencia de Brasil. Pese a sus diferentes orígenes, los ministros del próximo presidente tienen una clara homogeneidad política: todos coinciden en sus arraigadas posiciones derechistas y en su rechazo a la izquierda, en particular al Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó el país desde el 1º de enero de 2003, cuando comenzó el mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, hasta el 31 de agosto de 2016, cuando Dilma Rousseff fue destituida en un juicio político.

Durante su campaña, y en el marco de la austeridad que pretende aplicar en el Estado brasileño, Bolsonaro dijo que en su gobierno iban a existir “a lo sumo 15 ministerios”, pero finalmente redujo de 29 a 22 el número de carteras y otras instituciones con rango ministerial.

Uno de los primeros integrantes del gabinete en ser designado fue Paulo Guedes, que será el encargado de dirigir la economía brasileña. Guedes, de 69 años, es un economista graduado en la Universidad Federal de Minas Gerais y que terminó su formación en la Universidad de Chicago, una institución referente del pensamiento liberal con el que se identifica el futuro ministro.

Bolsonaro encargó a Guedes un superministerio que guiará buena parte de las políticas del futuro gobierno. Una de las principales tareas que tendrán por delante el ministro y su equipo de trabajo es la reforma de la previsión social, que fue anunciada por Bolsonaro durante su campaña electoral. Se prevé que esta reforma se realizará de manera gradual y que los primeros puntos que modificará serán la edad mínima de jubilación, los beneficios con los que cuentan los empleados estatales para su retiro y la unificación de los sistemas de jubilaciones de los sectores público y privado.

Además, dentro de la órbita de la cartera de Guedes pasará a funcionar parte del Ministerio de Trabajo, que dejará de existir después de 88 años. Una de las tareas que absorberá Economía es la de definir las políticas de empleo. En cambio, los asuntos sindicales y la fiscalización de las condiciones de trabajo pasarán a depender del Ministerio de Justicia, que tendrá al frente a Sergio Moro.

Este juez de 46 años ganó notoriedad en Brasil y también en el exterior por haber encabezado las investigaciones de la Operación Lava Jato en Curitiba y, sobre todo, por haber sido quien condenó a prisión al ex presidente Lula. Dueño de un perfil altísimo, hace apenas dos años Moro aseguró durante una entrevista con el diario Folha de São Paulo que “jamás entraría en la política”, pero hace algo más de un mes aceptó liderar el Ministerio de Justicia en el gobierno de Bolsonaro. Además de asumir tareas del Ministerio de Trabajo, esta cartera tendrá bajo su órbita a la Secretaría de Seguridad Pública, creada en febrero de este año para coordinar las políticas contra el crimen organizado. La seguridad pública fue uno de los asuntos centrales en la campaña de Bolsonaro. Otro fue el de la educación, con un discurso contra una supuesta influencia de izquierda en las clases, contra la educación sexual y en particular contra lo que la derecha religiosa denomina “ideología de género”.

Para liderar el Ministerio de Educación Bolsonaro eligió a Ricardo Vélez, un colombiano radicado desde hace más de 30 años en Brasil. Profundo antiizquierdista, en uno de los varios libros que escribió defendió sin ambages el golpe de Estado de 1964, que abrió paso a la larga dictadura que terminó en 1985. Vélez llegó a afirmar que “la intervención militar evitó que los comunistas tomaran el poder, instaurando una dictadura del proletariado, con el baño de sangre que eso provocaría en un país de dimensiones continentales como Brasil”.

Profesor emérito de la Escuela de Comando del Ejército, en una carta que escribió tras ser designado como futuro ministro Vélez aseguró que una de sus primeras tareas en ese cargo será “limpiar todo el escombro marxista que se ha apropiado de las propuestas educativas por parte de no pocos funcionarios del ministerio”.

Los que dirán “presente”

Finalmente serán 12 los gobernantes que acudirán a la asunción de Jair Bolsonaro mañana en Brasilia. En la nómina se destacan el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, una presencia significativa porque el futuro mandatario brasileño en más de una ocasión elogió a Israel y manifestó que durante su administración buscará un mayor acercamiento a ese país.

Otro primer ministro que estará mañana en la capital brasileña es el húngaro Viktor Orbán, dirigente ultraderechista con quien Bolsonaro también pretende estrechar lazos tanto políticos como comerciales.

Además asistirán varios presidentes latinoamericanos: Tabaré Vázquez, el boliviano Evo Morales, el paraguayo Mario Abdo Benítez, el chileno Sebastián Piñera, el colombiano Iván Duque, el peruano Martín Vizcarra y el hondureño Juan Orlando Hernández.

También estarán presentes el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, el de Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca, y el primer ministro de Marruecos, Saadeddine Othmani. Estados Unidos será representado por el secretario de Estado, Mike Pompeo –contrariando los deseos de Bolsonaro, no viajará a Brasilia el presidente Donald Trump–, y por Argentina asistirá el canciller, Jorge Faurie.

No fueron invitados a la ceremonia ni el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ni el cubano, Miguel Díaz-Canel.

Dios, agronegocios y militares

El gabinete de Bolsonaro estará compuesto por 20 hombres y sólo dos mujeres. Una de ellas será Damares Alves, quien tendrá a su cargo el Ministerio de Mujer, Familia y Derechos Humanos. Esa cartera también absorberá a organismos que actualmente están en otras reparticiones, entre otros la Fundación Nacional del Indio.

Alves es una conocida pastora y representará en el gobierno a la poderosa bancada evangélica, que desde hace años está ganando cada vez más influencia en la política y en la sociedad brasileñas. La futura ministra –que además de ser una ferviente creyente es una furibunda militante contra la izquierda– asegura que se le apareció Jesucristo debajo de un árbol de guayabas.

En las últimas semanas se hicieron virales algunos videos de Alves, entre ellos uno en el cual, desde el púlpito, pide la llegada de los evangélicos al poder. “Es el momento de avanzar, es el momento de que la iglesia ocupe la nación, es el momento de decir para qué vinimos, es el momento de que la iglesia gobierne”, afirma ante el entusiasmo de los fieles.

La otra mujer que integrará el gabinete de Bolsonaro, Tereza Cristina Corrêa da Costa Dias, conocida en Brasil por sus dos nombres de pila, es una empresaria e ingeniera agrónoma que integra el partido derechista Demócratas. Tereza Cristina será la ministra de Agricultura y fue designada por Bolsonaro para complacer al poderoso e influyente Frente Parlamentario Agropecuario, la bancada ruralista, que actualmente es encabezada por esta mujer de 64 años de edad, oriunda de la ciudad de Campo Grande, capital del estado de Mato Grosso do Sul. El propio Bolsonaro integró como diputado esa bancada que representa los intereses de los empresarios del agro, y también perteneció a la bancada evangelista y la de la bala, integrada por militares, policías y defensores de las armas.

Ricardo Salles, que será el ministro de Medio Ambiente del nuevo gobierno, también llegó a su cargo impulsado por entidades ruralistas, que entendían que era conveniente tener en el cargo a este abogado de 43 años de edad, ultraderechista y presidente del Movimento Endireita Brasil.

Salles, que ocupó el Ministerio de Medio Ambiente de San Pablo durante la administración de Geraldo Alckmin en San Pablo, fue acusado durante su gestión de manipular mapas de áreas protegidas para favorecer a empresas que operaban en dichas zonas. Además, durante la última campaña electoral –en la que se postuló a diputado pero no fue elegido– se mostró a favor del uso de armas y llegó a sugerir su utilización contra los militantes de izquierda, en particular contra los integrantes del Movimiento Sin Tierra.

Por otra parte, tanto el pasado militar de Bolsonaro como su discurso hacían prever un gabinete con integrantes provenientes de las Fuerzas Armadas. A medida que avanzó en la designación de su equipo, el presidente electo sumó siete militares en el gabinete.

A cargo del Ministerio de Seguridad Institucional estará el general Augusto Heleno; Ciencia y Tecnología tendrá al frente al teniente coronel Marcos Pontes, el único brasileño que viajó al espacio en una misión internacional; el ministro de Defensa será el general Fernando Azevedo e Silva y el titular de Transparencia, Fiscalización y Control seguirá siendo Wagner de Campos Rosário, capitán del Ejército brasileño que está en el cargo desde el año pasado. Otros militares en el gabinete serán el titular de la Secretaría de Gobierno, Carlos Alberto dos Santos Cruz; el ministro de Infraestructura, el capitán Tarcísio Gomes de Freitas, y el de Minería y Energía, Bento Costa Lima, almirante y director de Desarrollo Nuclear de la Marina brasileña.

Otra característica que tendrá el próximo gabinete de Brasil es que ninguno de sus integrantes es oriundo de la zona norte o nordeste del país. Según una investigación realizada por el diario Folha de São Paulo esto no tiene precedentes en la vida republicana de Brasil, iniciada en 1889, luego del fin de la era imperial. El nordeste brasileño es un fuerte reducto del PT y por eso no sorprendió que esa zona del país fuera la única en la que Bolsonaro no ganó en la segunda vuelta electoral.

De hecho, y debido al atentado con arma blanca que sufrió el futuro presidente en setiembre en la localidad de Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais, el nordeste fue la única región del país que no visitó durante la campaña electoral por motivos de agenda.

El titular del Partido Social Liberal, por el que fue electo Bolsonaro, el diputado por Pernambuco Luciano Bivar, dijo que el origen de las personas no garantiza su representatividad. En declaraciones a Folha, agregó: “Si tuviera que poner 15 ministros sureños yo los pondría. O si tuviera que designar a 15 nordestinos, los pondría. No hay ninguna discriminación con relación a la región, etnia o género. Nada de eso. Es una cuestión eminentemente técnica”.

En clave electoral

La semana pasada se confirmó que siete ministros y ex ministros del gobierno del presidente brasileño saliente, Michel Temer, pasarán a formar parte del Ejecutivo que liderará en el estado de San Pablo el empresario João Doria, del Partido de la Social Democracia Brasileña, que en octubre fue electo gobernador.

Uno de los integrantes más conocidos del equipo de gobierno de Doria será el ex ministro de Hacienda y ex candidato presidencial Henrique Meirelles, que además fue presidente del Banco Central durante los dos mandatos del presidente Lula (2003-2010). Según analistas políticos citados por la agencia Efe, el movimiento de Doria –que fue alcalde de la ciudad de San Pablo entre 2017 y 2018– apunta a darle a su administración un cariz más nacional, ya que tiene expectativas de postularse a la presidencia en 2022.

“Doria es candidatísimo a la presidencia en 2022, y en ese sentido busca constituir un gobierno que le dé una cara no sólo regional, sino también nacional”, dijo a esa agencia Eduardo Grin, especialista de la Fundación Getulio Vargas.

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