Los intentos de robos a cajeros automáticos se han vuelto una constante en la crónica policial durante los últimos meses. El episodio más reciente se registró ayer en Parque del Plata, cuando desconocidos intentaron hacer estallar un cajero ubicado en la Avenida Mario Ferreira y Calle 13. “Sin dudas es un avance muy importante para Uruguay el hecho de que los ladrones recurran cada vez menos al método primitivo de la rapiña y estén adaptándose a los avances tecnológicos. De todas maneras, aún nos falta mucho para llegar a los niveles de los fraudes informáticos del primer mundo. En definitiva, estamos hablando de gente que hace estallar cajeros llenándolos con supergás, y a veces ni siquiera les sale bien”, aseguró un jerarca del Ministerio del Interior. Según el funcionario, uno de los motivos por los que esta modalidad delictiva está en alza “es que los ladrones de cofres fort ya no se animan a robar ahí, porque tienen miedo de llevarse dinero de mafiosos realmente pesados”. Pero la frecuencia cada vez más alta con la que ocurre este tipo de delitos está generando ciertas complicaciones. Según varios vecinos de Montevideo, frente a algunos cajeros se están registrando colas de ladrones que aguardan su turno para hacer estallar el recinto. “Hay mucho nerviosismo en el medio. Los compañeros tienen miedo de que en algún momento se acabe la plata y ya no se pueda sacar, así que tratan de robar lo más posible”, reconoció un integrante de una banda delictiva responsable de varios robos a cajeros. Desde el Banco Central del Uruguay reconocieron que el asunto “preocupa”, sobre todo por el “efecto contagio” que genera este tipo de situaciones, que puede devenir en corridas. De todas maneras, funcionarios de la institución aseguran que el sistema “está fuerte” y la liquidez está asegurada. “Hay que entender que no estamos como en 2002, un momento en que no había controles y los ladrones de bancos no podían robar nada porque eran los banqueros quienes se robaban todo. Ahora hay una estabilidad mucho mayor”.