El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dirigió a la población para referirse al asesinato de 17 personas en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, Florida. “Debemos hacer de la seguridad de los niños y de las escuelas nuestra prioridad”, aseguró Trump, en un discurso en el que no dedicó ni una palabra al control de armas. Sin embargo, lo sucedido revivió el debate sobre este tema, y algunos políticos ya adoptaron posiciones.

El ataque a tiros en Parkland, perpetrado por un estudiante que había sido expulsado, es uno de los que dejaron más víctimas en centros educativos de Estados Unidos: 17 personas murieron y 50 fueron heridas, cinco de ellas en estado grave. Sólo es superado por el ataque en la escuela de Sandy Hook, en 2012, donde murieron 20 niños y seis adultos. En ambos casos se trata del primer asesinato masivo en una escuela que tuvo que enfrentar un presidente: en 2012, Barack Obama, en 2018, Donald Trump. Y las diferencias en la reacción son abismales.

En 2012 Obama emitió 23 decretos dirigidos a aumentar el control en la venta de armas y envió una reforma con la misma intención, aprovechando el malestar y el dolor de la población para contrarrestar el lobby de las empresas armamentistas que presiona a los legisladores. Fracasó. Sólo algunos de los decretos sobrevivieron al control del Congreso y su reforma se quedó por el camino. Una de las pocas medidas que sobrevivió, que prohibía que compraran armas las personas con enfermedades mentales, fue revocada por Trump en febrero del año pasado.

Ayer Trump se refirió a este tema en un discurso televisado en el que usó un tono muy similar al que ya había anticipado en Twitter: plegarias para las familias, seguridad en las escuelas y para los niños, y preocupación por “el difícil problema de la salud mental”. El foco de Trump estuvo en el atacante y no en los medios que utilizó. Fue identificado como Nikolas Cruz, de 19 años, quien fue alumno de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas hasta que lo expulsaron por “razones disciplinarias”, después de haberse peleado con el novio de su ex pareja, según medios estadounidenses. Desde el asesinato en masa, profesores y alumnos definieron a Cruz como “un chico problemático”, “raro” y solitario que era fanático de las armas, al punto de que creó una cuenta de Instagram en la que posaba portándolas. Un profesor incluso dijo que tenía entendido que, cuando todavía era estudiante, se le había prohibido entrar a la escuela con mochila por temor a que llevara un arma. El año pasado el joven participó en un programa corto de entrenamiento militar brindado por el Pentágono.

El arma que utilizó Cruz para atacar en Parkland fue un rifle AR- 15 que compró legalmente y que era obligado a mantener bajo llave en la casa en la que vivía.

Cruz y su hermano quedaron huérfanos en noviembre, cuando su madre adoptiva falleció, años después de que lo hiciera su marido. Un grupo supremacista blanco cuyo nombre es República de Florida dijo que Cruz había participado en algunas de sus actividades y que había sido “criado” por uno de sus miembros. Desde la muerte de su madre, los hermanos viven con la familia de un amigo.

Vecinos de Cruz y familiares de sus padres adoptivos también dijeron que tenía problemas de comportamiento. El abogado defensor público que le fue asignado, Gordon Weekes, dijo lo mismo ayer, en la audiencia en la que se formalizaron los 17 cargos, entre ellos el de “homicidio premeditado”, presentados contra Cruz: “Es un joven profundamente perturbado” que enfrentó “problemas mentales significativos durante toda su vida”.

Además del arma, Cruz utilizó granadas de humo, con las que activó la alarma contra incendios de la escuela, haciendo que los alumnos y profesores salieran de las aulas hacia un pasillo central y disparando contra ellos con su arma semiautomática. Se le avisó a la Policía, que rápidamente llegó al lugar, donde durante una hora se ocupó de evacuar algunas zonas y de intentar detener a Cruz, algo que sucedió a unos cientos de metros del lugar, sin que ofreciera resistencia.

Cuestión de enfoque

Pese a todos los relatos, ayer no se sabía si Cruz había sido diagnosticado con una enfermedad mental o si estaba bajo algún tipo de tratamiento. Tampoco cuántas veces su comportamiento fue denunciado ante la Policía o alguna otra autoridad. Sí se sabe que un comentario hecho por Cruz en una publicación de Youtube fue investigada en su momento por el FBI, que no pudo identificar al autor del comentario.

En ese punto hicieron hincapié tanto Trump como el gobernador de Florida, Rick Scott, y el sheriff del condado de Broward, donde se ubica la escuela, Scott Israel. “Hay muchas señales de que el atacante de Florida estaba mentalmente perturbado [...] Los vecinos y compañeros de clases sabían que había un gran problema. Siempre se deben reportar estos casos a las autoridades, ¡una y otra vez!”, dijo Trump en Twitter el día de la matanza, el miércoles. Trump no se refirió, ni en Twitter ni en su discurso de ayer, al acceso a las armas en Estados Unidos. Aunque Cruz tuviera varias denuncias en su contra o estuviera declarado formalmente como una persona con una enfermedad mental, podría haber accedido a comprar armas para cometer los asesinatos porque Trump derogó la norma que lo prohibía, que había sido aprobada en la administración Obama.

Scott dio un paso más en la misma línea que Trump. “Una persona que tiene problemas mentales no debería tener acceso a armas”, aseguró, pero también amplió la mirada y dijo que es hora de tener una “verdadera conversación” sobre armas. Anunció que la semana próxima mantendrá una reunión con legisladores del estado de Florida para trabajar en este tema. “No podemos perder otro joven por violencia en las escuelas”, agregó Scott. Otro republicano que se pronunció sobre este tema es Paul Ryan, presidente de la Cámara de Diputados. “No hay que sacar conclusiones anticipadas”, opinó, antes de considerar que “falta tener mucha más información” para evaluar qué medidas se pueden tomar para evitar este tipo de situaciones.

A contramano de los republicanos, el senador por Florida Bill Nelson, demócrata, consideró que “en algún momento hay que decir que es suficiente”, y pidió que se restrinja el acceso a las armas, por lo menos a algunas. “Un rifle AR-15 no es para cazar, es para asesinar”, agregó.

Por su parte, el ex presidente Obama se pronunció en Twitter: “No somos impotentes. Nuestro primer trabajo es preocuparnos por nuestros niños”, tuiteó antes de considerar que “es necesario un cambio” para adoptar “las leyes de seguridad de armas que son de sentido común y que la mayoría de los estadounidenses quiere”. También en Twitter, el ex vicepresidente Joe Biden afirmó: “El Congreso tiene la obligación moral de tomar acciones y evitar que más familias sean víctimas de esta violencia”.

Sus voces

En una línea similar se manifestaron los sobrevivientes de la tragedia. Varios estudiantes, docentes y familiares de víctimas se pronunciaron en los medios de comunicación y dieron su opinión. “Se supone que ustedes son los adultos. Necesitan tomar decisiones y jugar un papel para protegernos”, dijo David Hogg, un estudiante de 17 años. “El Congreso necesita hacer más [...], las autoridades de Florida tienen que hacer algo para hacer más restrictivas las leyes de armas en Florida. No podemos no hacer nada esperando a que esto suceda en otra escuela”, opinó una profesora llamada Melissa Falkowski. “Presidente Trump, usted puede detener el acceso de estos chicos a las armas. ¡Por favor, haga algo!”, dijo Lori Alhadeff, madre de una joven de 14 años que murió en Parkland.

El supervisor de las escuelas del condado de Broward, Ron Runcie, también contó que los estudiantes se han comunicado con él y con su equipo diciendo que “este es el momento para que este país tenga una verdadera conversación sobre una ley de control de armas”. Y agregó: “Nuestros estudiantes están pidiendo ese tipo de conversación. Si no la tenemos en esta generación, ellos la tendrán en el futuro”.