Los diputados chinos aprobaron ayer un paquete de 21 enmiendas constitucionales, entre las que se destaca la eliminación del límite de dos mandatos consecutivos para el presidente y el vicepresidente del país. De esta manera, Xi, de 64 años, podrá ocupar el cargo de manera indefinida.
La votación, que fue casi unánime –hubo 2.958 votos a favor, dos en contra, tres abstenciones y un voto anulado–, demostró el apoyo que cultiva Xi y que parece ir in crescendo, al menos en los órganos del Estado.
Las medidas aprobadas ayer ponen fin a las reformas constitucionales que introdujo en 1982 el ex presidente Deng Xiaoping, que abogaban por un liderazgo colectivo y buscaban evitar que un solo hombre concentrara el poder.
De hecho, muchos analistas están convencidos de que, detrás de la última reforma, se esconde la aspiración de Xi de convertirse en el próximo Mao Tse-Tung, el hombre que tuvo el control ideológico, político y social del país asiático durante 27 años, hasta su muerte en 1976.
Es que el mandatario chino, que asumió la presidencia en 2012, no sólo controla las máximas esferas del poder sino que, de ahora en más, lo hará hasta que quiera o pueda. Además de presidir el gobierno, Xi es el máximo líder del PCC y de la Comisión Militar Central, dos órganos cuyos liderazgos tampoco tienen límites temporales. Para el gobierno, la medida viene a “armonizar” las reglas de permanencia en los tres cargos más importantes del país.
Los defensores de la presidencia indefinida también alegan que Xi necesita más tiempo al mando para poner en marcha sus reformas económicas y hacer realidad su visión de un “sueño chino” que convierta al país en una gran potencia para mediados de siglo. Para afianzar más la figura del presidente y su ideología, otra de las enmiendas aprobadas inscribe en la Constitución las teorías políticas de Xi para una “nueva era de socialismo con características chinas”.
El politólogo Willy Lam, de la Universidad China de Hong Kong, dijo ayer a la agencia de noticias Efe que, tras estos cambios, es muy probable que Xi se mantenga como jefe de Estado hasta 2033. Para ese entonces, el líder chino ya habrá cumplido 80 años de edad y 21 en el poder.
Además de consolidar el liderazgo de Xi, varias de las cláusulas aprobadas refuerzan el papel primordial del PCC en todas las áreas de mando del país. Una de las grandes reformas, por ejemplo, establece la creación de una nueva Comisión Nacional de Supervisión que incrementa la vigilancia sobre los funcionarios públicos chinos y que, a nivel de jerarquía, estará por encima de la Fiscalía y los tribunales de Justicia.
Cuando el PCC propuso las enmiendas, en febrero, los críticos del gobierno denunciaron en las redes sociales que se estuviera alentando un culto a la personalidad en torno a Xi, similar al que tuvo Mao. Las autoridades no tardaron en censurar la mayoría de las publicaciones. Para el presidente de la Comisión de Asuntos Legislativos de la Asamblea Nacional Popular, Sheng Chunyao, el “elevado nivel de consenso” en la votación muestra que la decisión de extender el mandato de Xi es legítima. “Esto no ocurriría sin un claro apoyo político de la sociedad y sin una base del sistema legal. Por lo tanto, no creo que haya ningún problema con la eliminación de los límites del mandato presidencial”, dijo.