Entre el 13 de noviembre y el 1º de diciembre Uruguay será sede, por segunda vez en su historia, de un campeonato mundial de fútbol. Esta vez será el turno del campeonato femenino sub 17, a disputarse en el estadio Charrúa de Montevideo –se jugarán dos grupos–, en el estadio Domingo Burgueño Miguel de Maldonado y en el estadio Profesor Alberto Suppici de Colonia del Sacramento. En el torneo participarán 16 selecciones. Además de Uruguay, clasificado por ser el organizador, ya consiguieron pasaje Corea del Norte, Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda, Ghana, Sudáfrica y Camerún. Luego saldrán tres plazas de Concacaf, dos de Conmebol y tres de la UEFA.
Las exigencias que FIFA plantea son las mismas en todos los campeonatos mundiales, a excepción del aforo de los escenarios. Se necesitan aspectos esenciales como un alto nivel de comunicación, logística, seguridad y hotelería, algo que nuestro país cubriría con la mejora de algunos aspectos. Los requisitos en los que se trabajará durante 2018 serán el desarrollo de infraestructura en los tres estadios que serán sede, con vestuarios acordes, sala de prensa y tribunas: en este aspecto el campus fernandino es el más cubierto.
Este será el sexto campeonato de estas características, una instancia que se juega cada dos años. El primero fue en 2008 en Nueva Zelanda, donde Corea del Norte fue el campeón. Luego se jugó en Trinidad y Tobago, Azerbaiyán, Costa Rica y Jordania. La estadística marca que los equipos asiáticos son los más fuertes en esta etapa, con dos títulos para Corea del Norte y uno para Japón, Corea del Sur y Francia. El 30 de mayo se sorteará en Suiza el fixture, con Uruguay ya metido como cabeza de serie del grupo A. Avanzarán los dos primeros de cada grupo, y luego vendrá la etapa de cuartos de final, semifinal y final.
Somos nosotras
El comité local que trabaja en el Mundial sub 17 organizó el sábado un Festival de Fútbol Femenino en la playa Pocitos, con el objetivo de concientizar a todo Uruguay sobre la presencia de un nuevo campeonato del mundo. Se presentaron algunas personalidades y jugadoras de la selección, y hubo varias etapas recreativas para todos los que se acercaron. Rafael Fernández, presidente de dicho comité, dialogó con la diaria y aseguró que el fútbol femenino está en una etapa de crecimiento. “El Mundial va a elevar más el lugar de la mujer uruguaya y la futbolista. A partir de 2019, por resolución de la Conmebol, todos los clubes deben tener su equipo femenino mayor y juvenil. Queremos mostrarle al mundo que somos capaces de organizar un Mundial y podemos jugar; la posibilidad de 2030 es tangible y este es un primer acercamiento. El comité organizador quiere llegar a la gente, estar en contacto con el uruguayo para que sepan que hay un Mundial y queremos que los estadios estén llenos. Que sea una fiesta”.
Valentina Prego, presidenta del Consejo de Fútbol Femenino de la Asociación Uruguaya de Fútbol, aclaró que uno de los objetivos es hacer visible el fútbol femenino en espacios públicos para compartir momentos de recreación en los que la mujer está en un lugar de protagonismo. “Tenemos que dar una lucha a nivel comunitario, para que las chicas puedan jugar al fútbol con la misma posibilidad que los varones. Que el Mundial se vaya a jugar acá hizo que el núcleo del fútbol se entere y haya mostrado más apoyo a sus equipos. Uruguay tiene buen potencial como organizador de eventos deportivos, hay experiencia y somos buenos agasajadores. El principal desafío es estar al nivel en la infraestructura. La FIFA nos exige algo pequeño, pero de muy buen nivel”.
Actualmente, la selección uruguaya se encuentra en una etapa intensa de preparación con un grupo de 25 jugadoras. Entre el 7 y el 25 de marzo participará en el Sudamericano de la categoría en San Juan, Argentina, integrando el grupo B con Venezuela, Paraguay, Chile y Bolivia. Ariel Longo, coordinador de las selecciones femeninas y entrenador de la sub 17, aclaró a la diaria que el trabajo en esta época es más duro por contar con todas las jugadoras. “Ahora se intensificó mucho el trabajo por las vacaciones. Es un inconveniente grande para un plantel que tiene una gran cantidad de jugadoras del interior. Durante el año lectivo a las chicas les cuesta acceder a las prácticas por sus campeonatos internos y por sus estudios. Se hizo difícil trabajar con el plantel completo. Estamos todos muy ilusionados con hacer una buena preparación para el próximo Sudamericano sub 17, que es un preámbulo”.
Longo cree que el nivel ha mejorado mucho, porque las chiquilinas ya comienzan a jugar desde los cinco años. “Cuando sos entrenador sos profesional, pero también docente. Cuando tenés un plantel ávido de aprender, eso es bueno. Estamos llevando la bandera de las mujeres. Las muchachas tienen muy buena técnica, pero además le ponen mucho corazón”.