El equipo tricolor consiguió su primer triunfo del grupo al derrotar 4-0 al Real Garcilaso de Perú y se acomodó en la segunda colocación detrás de Santos, que el martes derrotó a Estudiantes de la Plata 2-0.

El equipo de Alexander Medina fue paciente y tuvo oficio para encontrar la diferencia inicial, que recién llegó sobre los 40 minutos de la primera parte, con un golazo de tiro libre de Sebastián Rodríguez, y la remató al final del segundo tiempo cuando demolió definitivamente al elenco cuzqueño, que, sin embargo, se mantuvo en la búsqueda del empate durante buena parte del complemento.

Los primeros minutos de Nacional fueron muy buenos en cuanto a su propuesta de tratamiento de la pelota y su apuesta ofensiva. Le costó mucho –18 minutos– a Garcilaso llegar al arco de Esteban Conde: fue de contragolpe, dado que el equipo incaico utilizó a casi todos sus jugadores para rellenar su campo e impedir ataques tricolores.

Nacional estuvo una vez más a punto de abrir el marcador con un efectivo remate de Rodríguez, que obligó al meta incaico a estirarse y sacarla al córner. El gol estaba cerca, y si no que le pregunten a Matías Zunino, que otra vez flirteó con la conquista. Pero nada. El gol por fin llegó a los 40 minutos de juego. Tabaré Viudez caracoleó cerca del área y lo voltearon. De esa falta salió el gol inicial tricolor con una maravillosa ejecución de Rodríguez, que con la pierna derecha y por fuera de la barrera, colocó la pelota contra el caño, lejos, muy lejos de cualquier intento de defensa del arquero peruano Luis Ortíz. Era justo para Nacional, que había sido pleno dominador del juego.

Control y remate

El segundo tiempo se armó distinto, dado que Garcilaso tenía la necesidad de modificar su estrategia y colocarse un poco en ataque, en tanto que Nacional se aprontó para jugar con un poco más de campo y poder darles velocidad a sus ataques. Por 20 minutos el equipo de Medina quedó peligrosamente adormilado y les dio la pelota y el campo a los peruanos. Nacional pareció decrecer físicamente y eso, sumado a la necesidad ofensiva de los peruanos, hizo que el partido se jugara bastante más lejos del arco de Garcilaso.

Pero a los 36, validando la tonta máxima de que dos cabezazos en el área son gol, el rodriguense Guzmán Corujo colocó el segundo tanto del partido. Fue un córner transformado en jugada preparada. La excelente pegada de Rodríguez buscó la peinada en anticipo de Gonzalo Bergessio que cabeceó y en el segundo palo Corujo, agachándose, conectó de cabeza rumbo a las redes. Entonces se aseguró el triunfo, cuya garantía la ejecutó el floridense Leandro Barcia, que había ingresado al campo por Zunino.

Apenas minutos antes, Sebastián Fernández había pisado el campo sustituyendo a Tabaré Viudez, y con una magnífica habilitación dejó solo a Barcia para marcar el tercero. La catarata de goles culminó cuando, en una preciosa jugada armada con una concepción precisa, la pelota fue del círculo central a Rodríguez, que a su vez habilitó en cortada a Gonzalo Bueno, quien, como manda el manual del puntero, imprimió velocidad y mandó un centro medido conectado con muchísima capacidad y precisión por Bergessio, que de esa manera anotó el cuarto gol de los tricolores.

Ganar y golear es bueno. La subjetividad de gustar pasa a segundo plano cuando se alcanzan las metas buscadas para cada partido, cada cuota de la competencia, y Nacional se está poniendo al día.