La comisión parlamentaria que investiga el espionaje realizado por policías y militares en democracia había citado a cuatro integrantes de las Fuerzas Armadas, pero solamente asistieron dos de ellos. Uno de los integrantes de la comisión reconoció: “Cuando empezamos a trabajar y se registraron los primeros casos de militares que no asistieron pensamos que era una falta de respeto al Parlamento y al pueblo, pero con el tiempo, cuando vimos que los pocos que venían aseguraban que no sabían nada, cambiamos de opinión. Ahora no sabemos bien qué preferimos: que nos ignoren o que vengan y se burlen en nuestra cara”. Fuentes castrenses explicaron que entre los militares hay intención de colaborar con el Parlamento, pero hay otros factores que también pesan. “El espionaje no deja de ser una forma de trabajo y a muchos efectivos les da vergüenza reconocer que realizaron tareas de cierta utilidad”, aseguró un sargento. Según su experiencia, las represalias en estos casos “no sólo consisten en someter al responsable a la burla y el escarnio, sino que también puede haber agresiones. La razón es muy sencilla: si algunos empiezan a trabajar, se corre el riesgo de que con el tiempo todos tengan que hacerlo. Y no hay nada que asuste más a un militar uruguayo que tener que trabajar de verdad. Se considera que los efectivos que hacen cosas útiles están poniendo en peligro a toda la unidad, algo que dentro de la lógica militar es una falta de solidaridad que merece castigos”.
Militares que espiaron en democracia no asistieron a comisión parlamentaria porque “les da vergüenza reconocer que trabajaron”
1 minuto de lectura