El bombardeo conjunto de Estados Unidos, Francia y Reino Unido contra unas instalaciones del Ejército sirio en las que presuntamente se fabricaban y almacenaban armas químicas generó críticas de Rusia, país aliado del régimen de Bashar al Assad que bloquea sistemáticamente cualquier resolución en su contra en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. Una fuente de la diplomacia francesa reconoció: “Las relaciones entre Rusia y las potencias occidentales no están pasando por un buen momento, pero confiamos en que se trata de una situación pasajera y en que, con el tiempo, ellos nos dejen bombardear cualquier país que se nos antoje y nosotros les permitamos atacar a quien quieran. En definitiva, estas trabas para intervenir en el mundo no le sirven a nadie”.
Si bien no ha habido anuncios oficiales con respecto a cuáles serían los siguientes pasos en la ofensiva contra Al Assad, fuentes del Pentágono aseguraron que el gobierno de Donald Trump tiene un plan “contundente” para dejar a Siria sin su arsenal químico. “El problema acá son las armas químicas, porque por las armas convencionales nadie se escandaliza. Si Estados Unidos logra venderle a Siria armas convencionales más baratas y más efectivas que sus armas químicas, se acaba el problema. Nadie se va a negar a utilizar armas que tengan un poder de destrucción mayor sólo porque no sean químicas. Lo que importa es la cantidad de gente que se mate, no cómo se mate”, aseguró un funcionario del Departamento de Defensa.