Los grandes partidos políticos de la República de Irlanda, entre ellos el gobernante Fine Gael, demócrata-cristiano, coinciden en que es necesario revocar la octava enmienda de la Constitución, de 1983, que iguala los derechos de una mujer embarazada y los del “no nacido”. Un referéndum acerca de esta norma fue convocado para mañana. En caso de que gane el Sí a la revocación, se prevé que el Poder Ejecutivo proponga una ley similar a la que rige en otros países europeos, que habilite el aborto durante las primeras 12 semanas de embarazo y que contemple excepciones hasta las 24 semanas.

A pesar de que existe cierto consenso en los partidos a favor del Sí, también hay desacuerdos dentro de cada uno de ellos. Algo similar ocurrió en 2013, cuando se aprobó la legislación actual, que prohíbe la interrupción del embarazo pero contempla excepciones para los casos en que la vida de la mujer se encuentre en peligro por distintos motivos, entre ellos, el riesgo de suicidio. En cambio, la ley no contempla casos de malformación fetal o de embarazo como consecuencia de una violación. Además, prevé hasta 14 años de cárcel para las mujeres embarazadas o los profesionales de la salud que incumplan la prohibición.

La legislación anterior era todavía más dura. Fue modificada después de una campaña que se desarrolló en 2012, cuando había causado indignación la muerte de Savita Halappanavar. Esta odontóloga india, de 31 años, que vivía en Irlanda, murió de septicemia en un hospital debido a que los médicos se negaron a interrumpir su embarazo de 17 semanas. Se negaron a pesar de que Halappanavar atravesaba un proceso de aborto espontáneo y sabían que el feto no podría sobrevivir.

El caso abrió una discusión acerca de hasta qué punto las leyes daban directivas claras o dejaban la decisión a cargo de los médicos, que a su vez actuaban según sus creencias religiosas. La iglesia católica es todavía influyente en Irlanda, aunque ha perdido fieles y enfrentado escándalos relacionados con abusos sexuales.

Para el referéndum de mañana, un obispo, Alphonsus Cullinan, pidió a los sacerdotes de su diócesis que defiendan el No durante las misas, informaron el diario Irish Times y la agencia de noticias Efe. Cullinan los llamó a hablarles a los fieles “a título personal”, pedirles que voten No y advertirles que si gana el Sí, se abrirá la posibilidad de “abortos a la carta, como en Reino Unido”.

Los viajes al exterior para acceder a un aborto, en particular a Inglaterra, son comunes en Irlanda. Al argumentar a favor del Sí, el primer ministro, Leo Varadkar, dijo que la legislación actual no está en consonancia con la realidad de miles de mujeres que cada año salen de Irlanda para interrumpir sus embarazos.

La campaña para el referéndum, como otras recientes, fue alimentada por noticias falsas. Esta vez, después del triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y del brexit en Reino Unido, Facebook y Google decidieron limitar los anuncios y la información para evitar que esas noticias puedan orientar de forma indebida a los votantes. Según informó Efe, Facebook comenzó a bloquear anuncios publicados desde el exterior desde el 8 de mayo, y al día siguiente Google hizo lo mismo con toda la publicidad relativa a esta votación. Sectores partidarios del No cuestionaron estas medidas porque consideran que los perjudican.

De acuerdo con las últimas encuestas, el Sí cuenta con más apoyo que el No, pero está lejos de tener asegurada la victoria. El margen de indecisos es amplio y el No ha crecido en las últimas semanas. A esta conclusión llega, entre otros, un sondeo publicado por Irish Times según el cual 44% de los votantes se pronunciará por el Sí, 32% por el No y 17% todavía no decidió su voto.