La decisión del presidente argentino, Mauricio Macri, de solicitar un crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI) para paliar la crisis provocada por el aumento del dólar causó preocupación en el gobierno uruguayo. “Después de más de dos años de elogiar a Macri porque sacó a los K y trajo una estabilidad que a los uruguayos nos beneficia, ahora la gente se va a dar cuenta de que Macri en realidad nos gusta porque es de derecha”, reconoció una fuente de la cancillería.
La gran incógnita para los analistas de todo el mundo es qué le pedirá el FMI al gobierno argentino a cambio del préstamo. Si bien las principales especulaciones apuntan a un fuerte endurecimiento de la política fiscal, desde la Casa Rosada descartaron esta posibilidad y aseguraron que “el FMI de ahora no es el de antes: la ortodoxia del ajuste como única variable ya pasó”.
El propio presidente Macri reconoció que desde el FMI no se le reclamó ningún ajuste. “Lo voy a hacer simplemente porque me resulta divertido”, declaró ayer a la prensa. El mandatario explicó que tras asumir la presidencia comenzó a extrañar “la sensación que tenía como empresario cuando obligaba a todo el mundo a ahorrar”. De hecho, en el propio FMI existe el temor de que Macri “emprenda un programa de ajustes que ni el más fundamentalista de nuestros economistas sería capaz de imaginar”, por lo que no se descarta que “por primera vez en nuestra historia reclamemos un ajuste más blando que el que propone un gobierno”.