Una minoría discreta, pero muy bien informada, sostiene que The Kinks fue la mejor banda inglesa de los 60, lo que casi equivale a decir que son la mejor banda de rock. Además de gustos, manejan datos: los Kinks concibieron el riff más potente y minimalista posible (fa-solsol-fa-sol, en “You Really Got Me”), compiten por la cocarda al primer álbum conceptual (Face to Face, de 1966), antecedieron a los Beatles en el uso de un sitar (“See My Friends”, de 1965), hicieron la primera canción que refiere explícitamente a conflictos de identidad de género (“Lola”, de 1970). Por eso, no sólo para ellos fue una noticia impactante la de ayer: Ray Davies, el líder de la banda, anunció que los Kinks se han vuelto a ver para grabar un nuevo disco.

Davies, que el jueves cumplió 74 años, dijo al Channel 4 británico que la banda, separada oficialmente en 1996, está junta de nuevo, y bromeó con que la inspiración había llegado de unos compatriotas que también llevan medio siglo arriba de los escenarios: The Rolling Stones. “Su última gira británica estuvo tan bien organizada... nosotros probablemente toquemos en el pub de la esquina”, dijo.

También confirmó que en el estudio estarán los otros Kinks sobrevivientes: el baterista Mick Avory y su hermano menor, Dave Davies. Picarón, Ray dijo que, por un tema de trato, fueron los demás miembros quienes habían pospuesto la reunión, pero es bien sabido que los Kinks, como tantas bandas de hermanos –The Beach Boys, Jesus and Mary Chain, Cuarteto de Nos–, trasladaron el amor-odio familiar a la interna de la banda. Para el caso, cuando horas después Dave confirmó la noticia, lo hizo corrigiendo apenas a su hermano mayor: “Ray y yo hablamos sobre hacer un disco nuevo. Él tiene algunas canciones sin terminar, yo tengo tres o cuatro canciones que hice con él. Venimos conversándolo hace mucho. No hablamos de recitales o nada parecido hasta el momento”.

Como sea, la expectativa ya se instaló. Ray, principal compositor de la banda, hábil tanto para la furia como para la melodía lacrimógena (“Waterloo Sunset”), dijo que tiene “un montón de grandes canciones” para los Kinks. Su último disco solista, Americana, del año pasado, hace creíble la afirmación. Por si fuera poco, la canción que abre ese disco, una declaración de amor a Estados Unidos (vedados a los Kinks durante los 60 por un problema burocrático), es también un original saludo fraterno: “Quiero hacer mi hogar / donde el búfalo pastó / en ese gran panorama / Mi hermanito y yo/ en la tierra de los libres / Americana”.