Las fuerzas de seguridad de Brasil crecieron en visibilidad durante el gobierno de Michel Temer, que recurrió sistemáticamente a estas para enfrentar problemas de seguridad pública y reprimir movilizaciones populares. En este marco, también aumentó el número de candidaturas de policías y retirados de las Fuerzas Armadas a distintos cargos para las elecciones del 7 de octubre.
El período para registrar formalmente las candidaturas comienza el 20 de julio y termina el 5 de agosto, pero un sondeo preliminar hecho por O Globo indica que concurrirán a las elecciones 195 policías militares –la mayoría de ellos de Brasilia–, 100 militares –22 de ellos en activo–, 94 policías civiles o federales y 40 inspectores de tránsito. Las entidades policiales y militares consultadas por ese medio consideraron que el número de candidatos vinculados con las fuerzas de seguridad podría duplicarse o triplicarse en estas elecciones en relación con las anteriores.
Por su parte, un informe del diario Valor Econômico indica que las candidaturas de militares retirados llegan a 80 y que, si se compara con las elecciones anteriores, no sólo hay un aumento en el número –fueron 50 en 2014–, sino también en el rango que tienen los postulantes: muchos de ellos generales, mayores y capitanes.
Un motivo por el que podría haber crecido el número de candidatos militares es para aprovechar cierto descrédito de la dirigencia política que muestran algunos estudios de opinión pública. De acuerdo con una encuesta de Datafolha publicada el 10 de junio, los brasileños tienen más confianza en las Fuerzas Armadas (78%) que en los medios de comunicación (61%) o el Supremo Tribunal Federal (57%), y como contrapartida, la mayoría de los consultados desconfía de los partidos políticos (68%).
Otra señal del aumento de la incidencia de integrantes de las fuerzas de seguridad en la política brasileña es que el precandidato del Partido de la social Democracia Brasileña, Geraldo Alckmin, incorporó a su equipo, como responsable de seguridad pública, a un general retirado, João Camilo Pires de Campos.
Analistas y políticos consultados por O Globo y Valor Econômico señalaron un vínculo entre este crecimiento y la candidatura presidencial del militar retirado Jair Bolsonaro, que aparece segundo en las encuestas de intención de voto y que podría ganar las elecciones si en estas no se presenta el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
A su vez, varios académicos mostraron posturas diferentes ante este incremento de precandidatos vinculados con las fuerzas de seguridad. “No veo estas candidaturas con simpatía. Los problemas de Brasil son de naturaleza civil y creo que la formación militar, que se basa en la jerarquía y la rigidez moral, dificulta el accionar político de esas personas”, opinó Sérgio Adorno, coordinador del Núcleo de Estudios de la Violencia de la Universidad de San Pablo. Por el contrario, el profesor de la misma institución y cientista político José Álvaro Moisés dijo que encuentra “tranquilizadoras” estas precandidaturas porque “son una señal de incorporación [de los militares] a la vida democrática”.
Por su parte, la responsable de la editorial de la Fundación Getulio Vargas, Marieta de Moraes Ferreria, apuntó que el crecimiento de este tipo de precandidaturas es propio de determinado momento político: “Las candidaturas de militares en Brasil han tenido siempre mucha relación con las crisis, la desorganización de la sociedad civil, los partidos y hasta las instituciones”.