El panorama político de Francia se vio convulsionado esta semana por una polémica que involucra a un integrante de la seguridad presidencial que reprimió a un grupo de manifestantes durante un acto del 1º de Mayo en París, vestido de policía, a pesar de que ya no pertenece a la fuerza. “Es un escándalo que la Policía profesional no tenga la suficiente capacidad para reprimir a los agitadores comunistas y tenga que recurrir a particulares”, aseguró la presidenta del partido de derecha Agrupación Nacional, Marine Le Pen. Algunos analistas consideran que el hecho es “extremadamente preocupante” porque no es la primera vez que suceden episodios similares. Un politólogo consultado por el periódico Le Monde aseguró: “Es peligroso que la ciudadanía esté a merced de gente que se hace pasar por algo que no es. Está todavía muy fresco el caso de aquel político de derecha que se hizo pasar por centrista para emprenderla contra los trabajadores”. El episodio al que se refería el analista se registró el 14 de mayo de 2017 en las inmediaciones del Palacio del Elíseo, cuando un dirigente político que se presentaba a sí mismo como “de centro” ingresó al despacho presidencial, luego de lo cual reveló su naturaleza derechista, recortando derechos de los trabajadores, aumentando los impuestos en mayor proporción para las clases medias que las altas y endureciendo las políticas migratorias. “Lo peor es que aún está allí”, se lamentó el politólogo.