Más allá de que es una línea de trabajo que muchos docentes desarrollan por su cuenta y que incluso venía siendo impulsada desde las distintas inspecciones de asignatura en forma separada, un sector de inspectores del Consejo de Educación Secundaria (CES) está desarrollando un proyecto para dotar de más herramientas a los profesores a la hora de trabajar habilidades comunicacionales de los estudiantes. Se trata de las inspecciones de Historia, Geografía, Filosofía y Educación Social y Cívica, Derecho y Sociología –que se encuentran bajo una misma inspección– y la coordinación de Economía, que están preocupados por que los estudiantes puedan expresarse y adquirir información sobre esas asignaturas de una mejor forma. Para ello, a partir de este año apuntan a generar reflexión sobre las prácticas docentes en materia de lectura, escritura, habla y escucha aplicado a cada materia.
Según detalló a la diaria la inspectora nacional de Historia del CES, Mónica Salandrú, el proyecto es producto de un trabajo interdisciplinar entre las distintas inspecciones de asignaturas, que fueron agrupadas para que generen líneas conjuntas de trabajo. En lo que queda de 2018, estas acciones se van a implementar en dos regiones del país, la centro-sur –que integran Florida, Flores y Durazno– y la región este –compuesta por Maldonado, Rocha, Lavalleja y Treinta y Tres–. La directora general del CES, Ana Olivera, explicó que otros sectores de inspección implementarán proyectos similares en el resto de las zonas del país, y señaló que ello se debe a que no se cuenta con los recursos necesarios para que estas acciones puedan realizarse en todo el territorio para todas las asignaturas.
El proyecto que implementan las inspecciones de Ciencias Sociales y Filosofía cuenta con varias etapas. La primera culminó la semana pasada y consistió en realizar salas docentes de las distintas asignaturas en los departamentos seleccionados, que los inspectores evaluaron positivamente por el interés que mostraron los docentes. La segunda etapa comenzará en agosto y consistirá en la realización de talleres en los distintos territorios, en los que se compartirán materiales de estudio para los profesores y se debatirá qué implica la lectura, la escritura, la escucha y el habla en ese sector del conocimiento. Según Salandrú, la idea es “pensar juntos posibles estrategias y diseñar actividades concretas” que le sirvan a los docentes para su propia práctica. La idea en esos espacios es que la reflexión no se genere de cada asignatura en forma compartimentada, sino del diálogo entre docentes de las distintas materias que componen el sector. De todas formas, según explicó el coordinador de Economía a nivel nacional del CES, Ricardo Vallejos, la mirada de cada asignatura también estará presente, ya que no es negada por los inspectores; no obstante, dijo que también se apunta generar lecturas transversales sobre los diferentes temas.
Trabajo de campo
Esteban Bertinat, inspector nacional de Educación Social y Cívica, Derecho y Sociología, hizo énfasis en que desde las inspecciones no se creó la necesidad de trabajar sobre estos temas, sino que recogieron la preocupación de los propios docentes, y que muchos de ellos ya estaban trabajando en ello. Al respecto, Salandrú consideró que si bien las dificultades a la hora de dotar a los docentes de más herramientas sobre estos temas está instalada en los propios profesores, los inspectores proponen abordarlo desde una mirada transversal, e hizo énfasis en que no se apelará a imponer determinadas metodologías de trabajo. Justamente, la idea es que independientemente de la metodología de enseñanza que aplique el docente, pueda recibir insumos que lo ayuden a reflexionar sobre su práctica. “Nos pensamos como una inspección que quiere hacer con el cuerpo docente, nos proponemos constituir comunidades de indagación en estas regiones; a la interna de la inspección ya las hemos constituido nosotros, queremos trasladarla a los profesores junto con ellos”, con el objetivo final de que los estudiantes mejoren los procesos de escritura, lectura, escucha y habla, añadió.
En vínculo
Los inspectores del CES de las asignaturas de Ciencias Sociales y Filosofía son conscientes de que muchos docentes los visualizan únicamente como aquellos que los evalúan. Según Salandrú se trata de un imaginario que es real, porque la calificación forma parte de la tarea de los inspectores. “Tenemos una estructura funcional en la que para acceder a ciertos cargos dependés de la calificación, que te la da la inspección de tu asignatura”, reconoció. No obstante, señaló que es un desafío poder construir también otros vínculos con los profesores, para que puedan visualizarlos como un apoyo técnico. “Quiero ser también el supervisor que te oriente, que te acompañe, que realice un seguimiento de tus prácticas. Esa relación hay que construirla”, reflexionó. Según consideró, ese vínculo se genera con acciones concretas y esperan que el proyecto que desarrollan a partir de este año sirva para crear otro tipo de vínculo con los profesores. Por su parte, Olivera señaló que ese tipo de relacionamiento “obliga al cuerpo inspectivo a usar sus mejores ropajes”, ya que “quedamos muy expuestos cuando estamos trabajando con proyectos donde tenemos que monitorear, argumentar, decir; pero también genera autoridad pedagógica”.
La inspectora también fundamentó que dicho proceso deba hacerse desde la mirada de las distintas asignaturas: “Cada disciplina tiene una serie de códigos específicos que hace que cuando uno enseña sus contenidos, uno tenga que enseñar también a decodificar esos códigos. No es sólo enseñar un contenido como la Guerra Grande desde la historia, sino también integrar como contenido de enseñanza cómo se leen los textos históricos o cuáles son las diferentes categorías de análisis en la historia. De esa forma, le damos instrumentos para una lectura a más largo plazo, que le permita seguir aprendiendo siempre y decodificando el mundo de la información”.
Según la inspectora nacional de Filosofía, Lilyán García Corrales, la forma en que las habilidades comunicacionales se desarrollan en los estudiantes tiene mucho que ver con el contexto y la historia personal del individuo. Según consideró, se busca “complejizar la mirada” que ve a la macrohabilidad “sólo como una herramienta”. “Nos hace repensar nuestras prácticas desde cada asignatura y no vernos como herramientas aisladas, sino como parte del proceso”, consideró. Si bien señaló que muchas veces los docentes ya incorporan esta mirada, dijo que principalmente “lo hacen en forma esporádica” y lo que se busca desde la inspección “es que se haga de manera sistemática”. Al mismo tiempo, consideran que “cada una de las asignaturas se integran en el saber, porque el saber no está compartimentado”.
Por ejemplo, en el caso de la inspección de Geografía, esta es una línea de trabajo que se viene desarrollando formalmente desde 2012, a través de un proyecto financiado por UNICEF. Según la inspectora nacional de la asignatura, Mónica Canaveris, ahora se procura que los profesores de esa asignatura “sean conscientes del trabajo que hacen cuando se lee un mapa, una pintura”, y que, por ejemplo, los estudiantes sean capaces de leer el diario. “Todos incorporamos la lectura en las clases, pero que no sé si somos conscientes de que esta lectura se hace con determinado objetivo desde lo didáctico. Uno lo hace como algo ya incorporado”, reflexionó.
En contexto
Salandrú consideró que con la explosión de matrícula que experimentó la educación media en las últimas décadas, cada vez más en los centros educativos conviven “diferentes formas de aprender y distintos trayectos educativos”. La inspectora evaluó que si el proyecto que desarrollan este año hubiera sido impulsado hace diez años, muchos profesores hubieran dicho que su tarea no es la de enseñar a leer y escribir, sino enseñar el contenido de la asignatura que está a su cargo. Sin embargo, opinó que “hoy los docentes ya saben que eso no es así”. Según explicó Bertinat, ello no se da porque no importe el contenido sino a causa de que “ahora el acceso a la información está cliqueando una pantalla”. “Las condicionantes del sujeto pedagógico que tenemos son absolutamente diferentes y estamos ante un escenario bien diferente. El tema es qué hace el docente posicionado en ese escenario, con esos sujetos en aula. Cuáles son las habilidades comunicacionales que debería incorporar además de los contenidos y la información”, añadió.
En suma, Salandrú dijo que si el docente no tiene al estudiante que quiere tener en la clase, “entonces lo tiene que construir, darle las herramientas, y hay estudiantes diversos. Si el estudiante no trae las herramientas hay que ver cómo lo voy arrimando”. Al respecto, Olivera consideró que si bien siguen llegando al liceo jóvenes que no leen ni escriben, producto de “pases sociales” o de haber desarrollado otras aptitudes en la educación primaria, en los últimos tiempos se está dando una mayor coordinación con la escuela, principalmente a través del trabajo de las Unidades Coordinadoras Departamentales de Integración Educativa. Por ese motivo, también es necesario que los liceos desarrollen distintas modalidades de enseñar, ya que también hay que tener en cuenta distintas situaciones de discapacidad física e intelectual, coincidieron los inspectores.
En conjunto
Salandrú consideró que este proyecto es el primer paso que los inspectores dan para posicionarse como sector, ya que, más allá de que es una línea de trabajo que venían desarrollando en sus respectivas asignaturas, es la primera iniciativa conjunta con sus colegas. Según dijo, otro hecho clave para que pudiera propiciarse fue que este año se realizó la primera junta de inspectores, una reunión anual, que tuvo como tema la mejora de las habilidades de lectura, escritura, habla y escucha en los estudiantes. Por su parte, Bertinat indicó que el planteo tiene como base teórica al modelo práctico-reflexivo, que implica “que los propios docentes generen reflexión sobre su práctica”. De esa forma, se puede desembocar en una mejor enseñanza dirigida a los sujetos aprendientes y, al mismo tiempo, en una mejora de la profesionalización docente, evaluaron los inspectores.
En común
Después de la etapa de intercambio entre las inspecciones y los profesores, está previsto que en octubre comience la tercera etapa del proyecto, en la que se puedan hacer jornadas departamentales o regionales de reconocimiento de las prácticas docentes. “La idea es visibilizar lo que se está haciendo, crear una especie de ateneo donde un profesor pueda mostrar una experiencia y que los colegas puedan hablar de ella” para “pensar junto con los profesores, mirarnos, visibilizar lo que hacemos e intercambiar”, explicó Salandrú.
Al respecto, Olivera destacó que se reconoce que se parte de una dificultad. “Ya no es una muestra de prácticas exitosas, sino lo que en algunos momentos se hacía como socialización de aquellos grupos docentes que en alguna asignatura en algún liceo, por alguna razón se reunían en sala para algo más que plantear los exámenes y asistir a la coordinación de centro; por empatía o necesidad empezaban a establecer recortes, selección de contenidos, preguntarse sobre metodologías y cómo es la integración con otras asignaturas. Eso es dar un salto más, ya no es mostrar la práctica que resultó exitosa. Esto es partir desde la disciplina, pero con una línea de profundización para analizar en estas comunidades de indagación. Estamos rompiendo el mito de que 'mi clase es mi clase, mi saber'. Si aprendemos a leer las asignaturas y la cultura, estamos dando un paso para que ese estudiante se sienta motivado, atendido con una intencionalidad didáctica fuerte en el problema que se presenta, se trabaje en proyectos o no”, reflexionó la directora del CES.
Al respecto, la inspectora de historia consideró que se busca “dar visibilidad al hacer de todos los días, de tanta gente que vive pensando cómo innovar”, y que darles visibilidad “es una forma de darle para adelante a ese hacer de los profesores”.
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