Durante el fin de semana fueron enterrados en Pakistán los cuerpos de 128 personas que murieron el viernes en un atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico. El ataque suicida dejó además 120 heridos, y fue uno de los que más víctimas causaron en los últimos años en el país.

Pakistán celebrará el 25 de julio sus elecciones, y el objetivo del ataque del viernes fue un acto de campaña del Partido Nacionalista Awami, que es laico. Entre las víctimas se encuentra Siraj Raisani, quien lideraba el encuentro político.

El mismo día, durante otro encuentro de campaña, un segundo atentado causó la muerte de cuatro personas y dejó a otras 19 heridas, y días antes, el martes, ocurrió lo mismo en otro acto del Partido Nacionalista Awami, en el que los muertos fueron 20. El ataque del martes fue reivindicado por el Talibán pakistaní, Tehrik-e-Talibán Pakistán.

El ministro del Interior de Pakistán, Agha Umar Bangalzai, dijo a la agencia de noticias Efe que los atentados fueron “un intento de sabotear el proceso electoral, pero el gobierno está totalmente comprometido con celebrar las elecciones”. Los atentados fueron condenados por varios países e instituciones internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas.

También en el contexto de las elecciones paquistaníes, fue detenido el ex primer ministro Nawaz Sharif, al llegar al país junto a Maryam, su hija y heredera política. El 6 de julio ambos fueron condenados por actos de corrupción que comenzaron a investigarse en 2016, cuando Sharif apareció en la información filtrada sobre empresas offshore conocida como los Panamá Papers. En ese entonces, Sharif era primer ministro y el Tribunal Supremo lo inhabilitó por no haber declarado una empresa registrada en Dubái a nombre de uno de sus hijos, cuya existencia se conoció por medio de esa investigación.

Sharif y su partido, la Liga Musulmana de Pakistán, denunciaron que la investigación judicial estaba motivada políticamente y buscaba perjudicarlos en vísperas de las elecciones. Cuando se conoció la condena el ex primer ministro y su hija estaban en Londres, donde la esposa de Sharif recibía tratamiento médico. Ayer, los dos eran esperados por sus seguidores en Pakistán, pero la Policía ni siquiera les permitió bajar del avión antes de detenerlos.

La violencia política en Pakistán no es nueva. En 2007, la ex primera ministra Benazir Bhutto, dirigente laica y rival política de Sharif, fue asesinada durante un acto político en un atentado en el que también murieron más de 30 personas.