Los gobiernos de Seúl y Pyongyang organizan esta semana una nueva ronda de encuentros entre familias que quedaron divididas a ambos lados de la frontera después de la guerra (1950-1953), en un momento en el que las relaciones diplomáticas entre los dos países viven un momento de deshielo.

Cerca de 90 familias cruzaron ayer la militarizada línea divisoria entre norte y sur con destino a un hotel del monte Kumgang, en la costa sureste norcoreana, donde los esperaban los familiares que no veían desde hacía décadas. Las imágenes divulgadas por medios locales muestran la emoción del momento de los reencuentros, la mayoría entre abrazos y lágrimas. Es que, para muchos, esta podría ser la última oportunidad de ver a sus parientes, ya que varios de los que viajaron tienen entre 70 y 80 años, según datos del Ministerio de Unificación de Corea del Sur. La persona de mayor edad es una mujer de 101 años.

De hecho, debido a la edad avanzada de los participantes, los reencuentros entre padres e hijos son cada vez más inusuales, y en la mayoría de los casos se trata de reuniones entre hermanos o primos.

En cada reencuentro hay una historia. Han Shin-ja, por ejemplo, tenía 32 años cuando estalló el conflicto. Ella se quedó en el sur, mientras que sus dos hijas, menores de cinco años, quedaron solas en el norte. Hoy, con 99 años, Han rompió en llanto cuando vio a sus hijas, Kim Gyong-sil y Gyongyong, ahora de 71 y 72 años.

Esta primera ronda de reencuentros se prolongará hasta mañana y permitirá a los familiares reunirse durante un total de 11 horas. Las dos Coreas han organizado 19 rondas más entre parientes de estos dos países, que técnicamente continúan en guerra, ya que el conflicto terminó en un armisticio y no en un tratado de paz. El número de surcoreanos registrados para solicitar el reencuentro con sus parientes era de 132.124 en mayo, aunque se cree que actualmente menos de 57.000 siguen vivos. De los inscriptos, 86% tiene 70 años o más.

Los encuentros entre familias que quedaron separadas hace casi siete décadas se llevan a cabo desde el año 2000, pero se habían interrumpido en 2015 por la tensión que provocó la intensificación de las pruebas nucleares y de misiles de Corea del Norte. Además, en ocasiones, los reencuentros consistieron en conversaciones por videoconferencia. Pero los vínculos se reanudaron en abril, cuando los líderes del norte y del sur –Kim Jong-un y Moon Jae-in, respectivamente– celebraron su primera cumbre bilateral. Fue allí que ambos acordaron relanzar la ronda de reuniones familiares.

Kim y Moon podrán continuar con el proceso de acercamiento en otra cumbre prevista para setiembre en Pyongyang. Se espera que esa ocasión sirva también para volver a impulsar el diálogo sobre desnuclearización emprendido a su vez entre el gobierno de Kim y el de Estados Unidos.