Ficha

Latencia irá hoy (a las 21.00) y mañana (a las 19.00) en el teatro El Galpón. Entradas a $ 400. Volverá a escena el 18, 19, 25 y 26 de setiembre y el 2 y 3 de octubre en el Centro Cultural Terminal Goes.

Desde siempre, el teatro y la representación se enfrentan a constantes ampliaciones, y en ese imprevisible vaivén, las puestas redefinen los límites de su propia aventura. En este movimiento se ubica Latencia, una obra que se presenta como un dispositivo escénico con transmisión en vivo: cada función sucederá simultáneamente en dos ciudades, en dos teatros y dos plateas. Las actrices Leonor Chavarría (en Montevideo) y Florencia Santangelo (en Río de Janeiro) comparten el deseo de estar juntas “reversionando relatos propios y universales”.

Con dramaturgia de Eber Inacio y dirección de Patricia Mallarini, el espectáculo –que se estrena en el marco de la IV Muestra Iberoamericana de Teatro– tensiona los límites entre lo real y la ficción, a partir de una parábola virtual que se cruza con la autoficción y con un relato bíblico desmontado.

Latencia “surgió de las ganas de trabajar juntas con Florencia”, dice Chavarría. Las dos fueron compañeras en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático, y hace 15 años que Santangelo vive en Brasil. Cuando Chavarría viajó a Río de Janeiro con Gatomaquia (la recordada obra de Héctor Manuel Vidal), se reencontró con su ex compañera y decidieron trabajar en algo. Así fue que surgió la idea de hacer una obra al mismo tiempo, en dos ciudades y con dos públicos diferentes.

“Los textos surgieron a partir del trabajo que el dramaturgo brasileño Eber Inacio nos proponía. Él partió de nuestra historia y comenzó a incluir la ficción en paralelo a la parábola del hijo pródigo. Una vez que apareció la estructura de la obra, comenzó la etapa de la residencia de trabajo en Montevideo, donde estuvimos juntos durante un mes, y luego la directora se fue a Río a trabajar con Florencia en el teatro Poeira”, cuenta.

Desde hace un tiempo el grupo venía investigando sobre las posibilidades de los dispositivos tecnológicos para contar historias, y en 2013 realizaron un laboratorio de prácticas biodramáticas (en el Instituto Nacional de Artes Escénicas), para el que tomaron como referencia el trabajo de los argentinos Lola Arias y Mariano Pensotti y a la compañía alemana Rimini Protokoll. Así, conformaron la dramaturgia y la puesta en escena desde una “intensa experiencia de creación, colaboración y convivencia”.