“Con la condena empieza a borrarse el nudo en la panza que llevo desde hace años”, dijo el viernes Iván Navarro, que en setiembre de 2016, cuando tenía 18 años, fue torturado por seis integrantes de la Prefectura Naval Argentina en la Villa 21-24. Junto a Iván también torturaron a Ezequiel Villanueva, de 15 años. Los dos eran colaboradores de la revista La Garganta Poderosa.

Todo empezó cuando Ezequiel volvía a su casa, Iván se acercó a saludarlo y ambos fueron detenidos. Los trasladaron a una zona descampada donde fueron torturados durante 40 minutos. Les pegaron, les apagaron cigarrillos en el cuerpo, dispararon al aire mientras los tenían esposados a un caño, los amenazaron y, finalmente, les dijeron: “Corran bien rápido, o van a ser boleta”.

No fue el último episodio de violencia institucional que sufrieron. Pocos días después, Iván fue amenazado por otros prefectos. Este año, una semana después de que empezara el juicio, en mayo, un grupo de esos funcionarios baleó la casa de Iván, en una noche en la que también fue secuestrado durante algunas horas uno de los fotógrafos de la revista, que registró la balacera.

Los seis acusados, que en ese entonces eran prefectos pero después fueron separados de sus cargos, reconocieron que fueron quienes torturaron a los adolescentes. La Justicia condenó a tres de ellos a diez años y seis meses de prisión, y a los otros tres a ocho años y 11 meses, todos por torturas y privación ilegítima de la libertad, entre otros delitos.

El Centro de Estudios Legales y Sociales, cuyas abogadas representaron a Iván y Ezequiel en el juicio, advirtió en un comunicado que el Ministerio de Seguridad encabezado por Patricia Bullrich “nada hizo por modificar las rutinas violentas” de las fuerzas de seguridad en la Villa 21-24, porque este tema “no aparece como una preocupación”. Como consecuencia, agregó, se genera “la persistencia y la intensificación de la violencia institucional en la zona sur de la ciudad”.