La auproclamación del titular de la Asamblea Nacional, el opositor Juan Guaidó, como “presidente encargado” de Venezuela agudizó la crisis política que vive el país desde hace años al tiempo que dividió las aguas entre quienes respaldan al gobierno de Nicolás Maduro y quienes no reconocen la legitimidad de su mandato. Desde el miércoles, Guaidó recibió el apoyo de una quincena de países latinoamericanos, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), entre otros gobiernos y organismos que afirman que Maduro llegó al poder por medio de unas elecciones fraudulentas. El presidente venezolano, por su parte, fue respaldado por países como Bolivia, China, Cuba, Nicaragua, Rusia y Turquía.

Vladimir Putin, presidente de Rusia, se comunicó telefónicamente con Maduro para expresar el respaldo de su país “al gobierno legítimo de Venezuela en el marco del agravamiento de la crisis política provocada desde el exterior”, informó el Kremlin en un comunicado. Además, Putin afirmó que “la destructiva injerencia exterior pisotea burdamente las normas universalmente aceptadas del derecho internacional”, y se pronunció a favor de “la búsqueda de decisiones en el marco del cauce constitucional y de la superación de las diferencias en la sociedad venezolana a través del diálogo pacífico”.

Más temprano, en Twitter, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, lamentó que varios líderes mundiales apoyaran un “cuasi golpe de Estado” en Venezuela y aseguró que “nadie” tiene derecho a derrocar a un presidente por “medios ilegales”.

Maduro también recibió una llamada del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Según informó ayer el propio Erdogan, le dijo “muy claramente” a su par venezolano que no “cediera en ningún momento a sucesos no democráticos”. El gobernante turco recordó que luego del fallido golpe militar de 2016 en su país, Maduro lo llamó de inmediato para expresarle su respaldo, cosa que no hicieron –resaltó– los países de la UE, con la excepción de Reino Unido. En una conferencia de prensa en Ankara, Erdogan dijo que “hay que respetar a quienes fueron elegidos en las urnas” porque, de lo contrario, “no es una democracia sino una mentalidad totalitaria”. Por otro lado, manifestó que la postura adoptada por su par estadounidense, Donald Trump, “le chocó”.

El de Trump fue el primer gobierno en reconocer a Guaidó como “presidente legítimo” de Venezuela. En respuesta, Maduro cortó las relaciones diplomáticas con Estados Unidos un rato después y les dio a los funcionarios de ese país un plazo de 72 horas para abandonar el territorio venezolano. Pero el secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, anunció que mantendrá a su personal diplomático en Venezuela porque Maduro –al que se refirió como “ex presidente”– no tiene “la autoridad legal para romper las relaciones con Estados Unidos o para declarar a los diplomáticos estadounidenses personas no gratas”.

Ayer, durante su intervención ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se reunió en Washington de manera extraordinaria para debatir sobre Venezuela, Pompeo anunció que su gobierno brindará “más de 20 millones de dólares en asistencia humanitaria al pueblo de Venezuela”. También instó a todos los países que integran la OEA a reconocer la legitimidad de Guaidó. La organización lanzó ayer una declaración en esta línea, pero sólo fue firmada por 16 de los 34 países miembros.

Para seguir trabajando en una “solución” a la crisis política, Pompeo también solicitó una reunión con los ministros de Relaciones Exteriores de América Latina. Más tarde, el gobierno estadounidense pidió también una reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas sobre la situación en Venezuela.

Por su parte, el presidente venezolano se mostró “de acuerdo” con la iniciativa de Uruguay y México de promover el diálogo entre su gobierno y la oposición. Al mismo tiempo, frente a la presión internacional, Maduro buscó apoyo en los poderes públicos venezolanos. El gobernante se presentó ayer de tarde en la sede del Tribunal Supremo de Justicia acompañado por su esposa, Cilia Flores, y saludó a los jueces, que reconocieron públicamente la legitimidad de su mandato, que comenzó hace 15 días. El miércoles, estos magistrados –incluido el presidente de la Sala Constitucional del tribunal, Juan José Mendoza– exhortaron a la Fiscalía a “tomar medidas” de “manera inmediata” ante la “conducta delictiva” de la Asamblea Nacional, el parlamento venezolano, de mayoría opositora.

Maduro hizo esta visita un poco después de que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) manifestara que no aceptará a un “presidente autoproclamado” ni se “subordinará a una potencia extranjera”, según un comunicado que leyó en conferencia de prensa el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino. En el texto, la FANB también aseguró que va a garantizar “la paz ciudadana y el correcto funcionamiento de las instituciones del Estado” y no tolerará “hechos vandálicos o terroristas por parte de grupos que promuevan la violencia como perverso mecanismo para alcanzar sus fines”. Finalmente, reiteró que reconoce como “legítimo presidente” a Maduro.

La organización civil Observatorio Venezolano de Conflictividad Social informó ayer que entre el lunes y el miércoles fueron asesinadas 26 personas en el marco de las protestas convocadas contra Maduro. Recalcó que esta cifra “sólo incluye a víctimas con identificación confirmada”, por lo que podría ser mayor.