El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó el martes un decreto que flexibiliza la tenencia de armas por parte de los ciudadanos. La medida forma parte de una estrategia para combatir los altos índices de criminalidad en el país norteño. El mandatario explicó: “Nosotros creemos que es necesario que haya más mano dura para combatir al crimen, pero también somos profundamente liberales. Sería contrario a nuestra filosofía instaurar la pena de muerte para que el estado sea el que se encargue de matar a los delincuentes. Ese tipo de medidas centralistas conspiran contra la libertad del individuo. Brasil es un país libre, y deben ser los propios ciudadanos los que se encarguen de sacar de circulación para siempre a los ladrones, violadores y asesinos”.

El decreto del gobierno generó una avalancha de solicitudes para obtener permisos de porte de armas. Frente a esta situación las autoridades recordaron que la idea no es “darles armas a las personas así como si nada, para que luego hagan con ellas lo que quieran”. “Quienes se hagan de un arma cuentan con un año para matar a por lo menos un pobre. Si no lo hacen, deberán devolverla. Además, deberán pagar una multa por hacerle perder tiempo a la gente de bien en su lucha contra las personas de piel oscura. Si alguien no está dispuesto a hacer algo positivo con su arma, debe darle la oportunidad a otro”, explicó un vocero del Ministerio del Interior.