“Usurpar el derecho de un ciudadano a velar y enterrar a un ser querido puede ser considerado una de las actitudes más crueles”, manifestó el Partido de los Trabajadores (PT) en un comunicado en el que repudió la decisión de la Justicia de impedirle al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva asistir ayer al entierro de su hermano. Recordó que incluso cuando Lula estuvo preso en dictadura, en 1980, se le permitió velar a su madre, Doña Lindu.

Lula, que cumple una condena por corrupción dictada por el actual ministro de Justicia, el ex juez Sérgio Moro, pidió el martes que le permitieran salir temporalmente de la prisión en la que está recluido, en Curitiba, para ir a la localidad de São Bernardo do Campo, en San Pablo. Allí fue enterrado ayer su hermano mayor, Genival da Silva, conocido como Vavá, a quien Lula consideraba una figura paterna.

La jueza Carolina Lebbos, que está a cargo del juzgado de Moro desde que este se sumó al gabinete de Jair Bolsonaro, manifestó que le correspondía al director del establecimiento en el que está recluido Lula resolver sobre ese permiso. Como el ex presidente está preso en dependencias de la Policía Federal en el estado de Paraná, fue el jefe regional de esa policía, Luciano Flores de Lima, quien tomó la decisión de no autorizar el viaje.

Flores de Lima manifestó que no había transporte aéreo disponible para llevarlo a tiempo. Sin embargo, dirigentes del PT cuestionaron ese argumento porque el partido se había ofrecido a pagar un vuelo en avión. Según Flores de Lima, tampoco se contaba con policías para “garantizar el orden público” y la seguridad de Lula, y existía una “gran posibilidad” de que se produjeran manifestaciones de partidarios del dirigente del PT. “Es importante que Lula sea mantenido a distancia de aglomeraciones, ya que este hecho puede desencadenar crisis imprevisibles”, afirmó. La jueza aceptó su decisión.

Si bien los abogados del ex presidente recurrieron ante el Supremo Tribunal Federal, no pudieron revertir la situación. Recién cuando faltaban 20 minutos para el entierro, el presidente de esa corte, José António Dias Toffoli, dispuso que Lula pudiera “encontrarse exclusivamente con sus familiares” en una unidad militar y contempló “la posibilidad de que el cuerpo” de su hermano fuera trasladado hasta allí si la familia lo decidía. “Es la primera decisión judicial de la historia en la que se determina que un muerto vaya al encuentro de un vivo que quiere despedirse de él, dijo el senador del PT Humberto Costa. El PT manifestó: “La persecución del ex presidente Lula no tiene fin y en este episodio se rebajó al nivel de crueldad y de venganza”.

El ex presidente rechazó el permiso. “Lula no tiene motivos para encontrarse a escondidas con su familia como si eso fuera un favor de la Fiscalía y de la Justicia”, dijo el diputado Paulo Pimenta. “No va a viajar a São Bernardo do Campo porque no está dispuesto a someterse al circo montado por Sérgio Moro”, afirmó.