El ingreso de tropas del Ejército de Turquía en territorio sirio sigue generando controversia a nivel internacional. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró ayer que la operación de su país en el nordeste de Siria proseguirá hasta que “la amenaza terrorista sea eliminada”. “Proseguirá hasta que cumplamos plenamente los objetivos que nos hemos planteado”, dijo Erdogan durante la séptima cumbre de países turcomanos que se está desarrollando en Bakú, la capital de Azerbaiyán, según informó la agencia de noticias Efe.

Erdogan subrayó que la operación contra los “terroristas” en las zonas fronterizas con Siria transcurre según el plan presentado por Ankara ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. Dijo que su país tiene dos objetivos: “la eliminación de la amenaza terrorista y el retorno de los refugiados” sirios desplazados por la guerra a su país de origen. Con el término “terroristas” se refiere a las milicias kurdas de las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), que lideran las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza kurdo-árabe con la que Estados Unidos colaboró para derrotar a los combatientes de Estado Islámico en el norte de Siria. Turquía considera a las milicias de la YPG un grupo terrorista debido a sus vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización que actúa en Turquía desde mediados de la década de 1980 y que reivindica los derechos de la población kurda que habita en territorio turco.

El lunes, la Unión Europea había manifestado en bloque su rechazo a la intervención turca contra los kurdos en Siria, medida que algunos países acompañaron con la suspensión de la venta de armas a Ankara. El mismo día, el gobierno estadounidense reclamó el alto el fuego “inmediato” en la zona y, al mismo tiempo, anunció algunas medidas adicionales, como el aumento de hasta 50% de los aranceles al acero turco.

La administración que encabeza Donald Trump apuntó a los ministros de Defensa, Interior y Energía de Turquía como responsables de las operaciones militares y les vetó el acceso a Estados Unidos. La reacción de Trump era esperable, ya que las incursiones turcas en Siria comenzaron horas después de que las tropas estadounidenses, que actuaban conjuntamente con los kurdos, se retiraran de la zona. Incluso el mandatario republicano había amenazado con destruir la economía turca si Erdogan empleaba su fuerza militar desproporcionadamente contra la población kurda que habita en el norte de Siria.

Por su parte, el gobierno ruso advirtió ayer que las tropas turcas no pueden penetrar más de cinco kilómetros en territorio sirio y manifestó su oposición a la presencia permanente de estas en ese país. “Estamos en contra de que las tropas turcas sean desplegadas de manera permanente en territorio sirio” dijo Alexandr Lavrentiev, representante del Kremlin para Siria. Lavrentiev, que hizo estas declaraciones en Abu Dabi, en el marco de la visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Emiratos Árabes Unidos, recordó el acuerdo sirio-turco firmado en 1998. De acuerdo con ese pacto, las tropas turcas podían adentrarse sólo cinco kilómetros en territorio sirio para combatir a los militantes kurdos.