La suspensión del escrutinio primario en las elecciones de Bolivia el domingo de noche desató protestas en todo el país. Antes de la interrupción, la tendencia indicaba que iba a haber una segunda vuelta, pero cuando se reanudó el conteo, el presidente Evo Morales aumentó su ventaja. De todas maneras, el mandatario busca un acercamiento con la oposición. “Estoy seguro de que voy a ganar, y de que aquí no hubo fraude, pero entiendo que la gente tenga dudas, así que prometo alterar el resultado final del escrutinio para sacarme un par de décimas porcentuales”, anunció Morales en un discurso televisado.

Algunos observadores señalaron que se trata de una apuesta “peligrosa” del presidente, ya que “si gana solamente por una décima, por ejemplo 47,3% contra 36,2%, al sacarse dos décimas iría al balotaje”. Pero desde el oficialismo aseguran que esto no ocurrirá. “El presidente ha instruido a los integrantes del Tribunal Supremo Electoral para que le den la victoria por un mínimo de 0,3%, de modo que pueda sacarse dos décimas y no se pierda la estabilidad en Bolivia”, explicó una fuente del gobierno.

Desde la Organización de Estados Americanos calificaron la propuesta de Morales de “un escandaloso intento del presidente boliviano de perpetuarse en el poder avasallando los principios más elementales del funcionamiento democrático”. De todas maneras, en el organismo esperan que “finalmente la democracia prevalezca mediante un buen golpe de Estado opositor”.