El Acto Institucional Nº 5 (AI-5) fue el más severo de los decretos promulgados durante la última dictadura militar brasileña, que se extendió entre 1964 y 1985. Publicado el 13 de diciembre de 1968, durante el gobierno de Artur da Costa e Silva –segundo gobernante de facto tras el golpe de Estado que derrocó a João Goulart–, el decreto autorizaba al presidente, entre otras cosas, a suspender el funcionamiento del Congreso Nacional, a intervenir los estados y municipios, a detener a parlamentarios, a suspender por diez años los derechos políticos a cualquier ciudadano, y a dejar sin efecto todas las garantías individuales.

La entrada en vigor de este decreto abrió paso a la etapa más sangrienta de la dictadura, que se extendió entre 1969 y 1974, bajo la presidencia del general Emílio Garrastazu Médici –nacido en Bagé e hijo de una sanducera–, período dominado por la implacable persecución política de militantes opositores, de estudiantes y de integrantes de organizaciones armadas.

La mención de este ominoso decreto toca fibras sensibles en la sociedad brasileña. Hace algunas semanas, uno de los hijos del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, sugirió que este artilugio autoritario podría ser reactivado en caso de que la izquierda se radicalice, algo que fue desmentido casi de inmediato por el mandatario, quien afirmó que el que esté pensando en reflotar el AI-5 “está soñando”.

No obstante, en la noche del lunes el ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, volvió a hacer referencia al decreto durante una conferencia de prensa que brindó en la embajada brasileña en Washington, donde se encuentra en una gira en la que mantiene contactos con autoridades económicas y empresariales estadounidenses, con la finalidad de que Brasil pueda ingresar en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

En alusión a unas palabras del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que hace algunas semanas, luego de ser liberado de prisión, pidió a la militancia que esté presente en las calles para combatir las políticas del gobierno de Bolsonaro, Guedes afirmó: “Sean responsables, practiquen la democracia. ¿O la democracia se respeta únicamente cuando tu lado gana, mientras que cuando gana el otro, apenas a los diez meses de gobierno ya se convoca a la gente para pelear en la calle? ¿Qué irresponsabilidad es esa? Entonces no se asusten si alguien pide el AI-5. ¿Eso no pasó una vez, o fue diferente? Llevar el pueblo a la calle para romper todo. Eso es ser estúpido, burro y no estar a la altura de nuestra tradición democrática”.

Según informó la revista Fórum, consciente de que se había extralimitado al mencionar el AI-5, Guedes intentó relativizar el tema al afirmar que sus declaraciones sobre el tema fueron en “off” y pidió a los periodistas que no publiquen sus dichos. Ante la negativa de los periodistas y la pregunta de una de ellos acerca de la eventual aplicación del decreto, Guedes, notoriamente irritado, le respondió: “Es inconcebible. La democracia brasileña jamás admitiría, así la izquierda tomara las armas, invadiera todo y derrumbara por la fuerza el Palacio de Planalto, jamás apoyaría el AI-5. Eso es inconcebible. No aceptaría eso jamás. ¿Está satisfecha?”.

Más allá de la marcha atrás intempestiva, los dichos de Guedes generaron un fuerte rechazo en Brasil. Una de las voces que se manifestaron en contra de las palabras del secretario de Estado fue el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF) –la más alta instancia de la Justicia brasileña–, José Antonio Dias Toffoli. En el marco del Encuentro Nacional del Poder Judicial que tuvo lugar ayer en la ciudad de Maceió, capital del estado de Alagoas, el magistrado dijo: “El AI-5 es incompatible con la democracia. No se construye el futuro en base a experiencias que fracasaron en el pasado”.

También fue crítico con Guedes el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, integrante del partido derechista Demócratas. “Utilizar [el AI-5] de esa manera, así sea para criticar el radicalismo del otro lado, no tiene sentido. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra?”, cuestionó el legislador, en declaraciones al sitio Valor Econômico. Aunque dijo que él no cree que Guedes haya querido defender la adopción de un nuevo decreto como el AI-5, Maia criticó las palabras que eligió el ministro para expresarse. “No podemos dar a la sociedad la señal de que intentamos estimular una batalla campal”, aseveró el legislador.