Circulaban varias versiones sobre lo sucedido en la madrugada de ayer en la favela de Paraisópolis, en San Pablo, durante un baile funk en las calles que reunía a más de 5.000 personas.

La Policía Militar dijo que estaba en la zona persiguiendo a dos sospechosos de haber cometido un delito, quienes, además, habían disparado en su contra. Los hombres se metieron en el baile y los policías los siguieron, pero, según su versión, fueron recibidos con piedras y botellazos, a lo que respondieron lanzando gases lacrimógenos y balas de goma.

Según el portavoz de la Policía Militar, Emerson Massera, los sospechosos dispararon contra los oficiales cuando estaban en la fiesta, pero ellos no respondieron. “Utilizaron a las personas como un escudo humano para impedir la persecución policial”, agregó. Además, responsabilizó a los “delincuentes” por haber generado una situación de pánico de la que la gente intentó huir corriendo, contexto en el que nueve personas murieron pisoteadas.

Sin embargo, la versión de las personas que se encontraban en el lugar es muy diferente: denuncian que la Policía abrió fuego dentro de la fiesta y que reprimió a los presentes. Varios contaron a diferentes medios que fueron acorralados y agredidos por la Policía y mostraron sus heridas ante las cámaras, e incluso circula un video en el que se ve a varios policías pateando a una mujer. La Asociación de Vecinos de San Pablo exigió el fin de la violencia y justicia para “castigar a los culpables”. “Los jóvenes fueron acorralados en callejuelas y llevados de camino a la muerte”, aseguró en un comunicado. “Quien debería proteger está generando más violencia”, agregó.

Por su parte, el gobernador del estado de San Pablo, João Doria, lamentó la tragedia y ordenó que se lleve a cabo una “investigación rigurosa de los hechos para esclarecer cuáles fueron las circunstancias y la responsabilidad de ese triste episodio”. También la Policía Militar anunció que hará una investigación a raíz de estas denuncias, aunque Massera aclaró que “es pronto para decir que hubo una falla de la Policía Militar, porque quien provocó lo ocurrido fueron los delincuentes”.

Las diferencias no refirieron sólo a las versiones sobre los hechos, sino también a los bailes de funk, que son comunes en las calles de las favelas de Brasil y con frecuencia son el blanco de operaciones policiales. La asociación local sostiene que se trata de un espacio de distracción para los jóvenes, que cubre “la falta de oportunidades culturales” en las favelas, mientras que la Policía asegura que funcionan como fachada para el tráfico de drogas y la delincuencia: “Hay drogas, a las menores les dejan embarazadas, hay sexo, también roban”, dijo el comisario Emiliano da Silva Neto.

Durante toda la jornada de ayer en Paraisópolis hubo una fuerte presencia policial, pero eso no impidió que de noche decenas de personas se reunieran para exigir justicia. Una columna de gente que portaba cruces de madera y carteles hechos a mano recorrió las calles de la favela y gritó “asesinos” al pasar frente a los funcionarios policiales.

Los homicidios causados por la Policía en Río de Janeiro llegan a un nuevo máximo

1.546 personas murieron en Río de Janeiro entre enero y octubre como consecuencia de la actuación policial. La cifra es superior a la de todos los fallecidos por esta causa en 2018, que fue la más alta desde que se comenzó a registrar este tipo de incidentes, en 1998. Esta información fue divulgada la semana pasada por el estatal Instituto de Seguridad Pública, que también informó que los homicidios, que fueron 3.342, cayeron 21% entre enero y octubre de 2019 en comparación con el mismo período del año anterior.