Colombia vivió ayer su tercera jornada de huelga general en contra de las políticas económicas y sociales que lleva adelante el presidente, el conservador Iván Duque. Por el momento, el mandatario no mostró disposición a mantener un encuentro directo con los integrantes del Comité Nacional del Paro –entidad que nuclea a las organizaciones sociales y sindicales que llevan adelante las protestas–, aunque representantes del Ejecutivo que encabeza sí lo han hecho.

Centrales obreras, estudiantes universitarios, organizaciones sociales representativas de la comunidad afrocolombiana e indígenas de varios departamentos de Colombia fueron los protagonistas de la masiva movilización que, en Bogotá, tuvo su epicentro en la plaza de Bolívar, lugar en el que confluyeron las diferentes columnas que salieron desde varios puntos de la capital. Hubo además marchas y movilizaciones en decenas de ciudades y localidades colombianas, donde predominó un clima de calma, más allá de algunos episodios de violencia aislados. En la movilización en Bogotá tuvieron un papel central las Congregaciones de la Guardia Indígena de los pueblos wounaan, embera chamí y nasa, del valle del Cauca, que llegaron a la capital para respaldar la jornada de paro nacional y para denunciar las frecuentes situaciones de violencia que se viven en sus territorios ancestrales, según informaron medios colombianos.

Paralelamente a la jornada de paralización, el diario bogotano El Espectador dio a conocer una encuesta de opinión que muestra que las protestas perjudicaron la imagen del mandatario colombiano. De acuerdo con la encuesta realizada por la consultora Invamer, la desaprobación de la gestión de Duque llega a 70% y es la más alta desde que asumió la presidencia, en agosto del año pasado, mientras que su aprobación, de 24%, es la más baja.