La Cumbre del Clima de Naciones Unidas (COP25) que terminó ayer en Madrid fue la más larga de las 25 que se organizaron hasta ahora. Fue también la que mostró más contraste entre el protagonismo de las organizaciones sociales, que buscaban impulsar medidas concluyentes para frenar el calentamiento global, y el de los gobiernos, que tuvieron más dificultades que las habituales para redactar un documento común.

Estaba previsto que la COP25, que comenzó el lunes 2, terminara el viernes 13 con la firma de un compromiso. Pero el viernes de noche se decidió prolongar las discusiones para llegar a un borrador. Finalmente, y después de negociar toda la madrugada, ayer se aprobó el documento titulado “Chile-Madrid, tiempo de actuar”. Uno de los problemas que encontraron los países participantes para sacar la resolución cuando estaba previsto fue el desacuerdo de Brasil, que se resistía a aceptar que el texto mencionara los océanos y el uso de tierras.

Por su parte, el ministro de Medio Ambiente de Brasil, Ricardo Salles, dijo que la cumbre “quedó en nada” porque “los países ricos no quieren abrir sus mercados de crédito de carbono”. Agregó que en el encuentro “prevaleció la visión proteccionista”, pero que Brasil se “mantendrá firme en su trabajo de atraer recursos” para mejorar su economía.

El texto del acuerdo afirma que el conocimiento científico será “el eje principal” en torno al cual deberán girar las decisiones de los países para mejorar las metas que establecieron en el Acuerdo de París, y ratifica el compromiso de cumplirlo para evitar que la temperatura del planeta suba más de 1,5 grados en este siglo. Señala también que es “imperativo” que el camino hacia el fin de las emisiones de gases de efecto invernadero sea una transición justa, que impulse la creación de empleo de calidad. También reconoce el trabajo de actores de la sociedad civil y los llama a colaborar con la elaboración de estrategias.

La cumbre se tuvo que celebrar en Madrid porque no era posible celebrarla en Santiago de Chile, debido a la crisis social y política que atraviese ese país, pero la ministra de Medio Ambiente chilena, Carolina Schmidt, fue la presidenta del encuentro. “No estamos satisfechos”, dijo Schmidt. “Queríamos cerrar el Artículo 6 [del Acuerdo de París] para implementar un mercado de carbono robusto con integridad ambiental, enfocado en generar recursos para transitar hacia un desarrollo sustentable, basado en bajas emisiones y resiliente al clima”, dijo. “Es triste no haber podido llegar al acuerdo final, estuvimos tan cerca”, agregó, y reconoció que los ciudadanos reclaman “avanzar más rápido y mejor en materia de finanzas, en adaptación, en mitigación y en generar mejores condiciones de vida para enfrentar el cambio climático”.

“Lamentablemente, los resultados no han estado a la altura ni de la ciencia ni de los gritos de la calle”, dijo Asunción Ruiz, directora ejecutiva de la organización SEO/BirdLife. Según citó la agencia de noticias Efe, Ruiz evaluó que, “al menos, se ha logrado introducir la naturaleza y su función en la lucha contra el cambio climático, gracias a que muchos países han logrado aislar a Brasil en su pretensión de no incorporar el papel de los océanos y el uso de la tierra”.

Varias organizaciones manifestaron que la cumbre no estuvo en sintonía con los reclamos que se hacen en las calles, que piden que se atienda esta crisis antes de que empeore. Los términos de estas discusiones reflejaron “lo desconectados que están los líderes de los países de los avisos de la ciencia y de las demandas de sus ciudadanos en las calles”, dijo a la agencia Reuters Helen Mountford, vicepresidenta de clima y economía del World Resources Institute. “Necesitan despertar en 2020”, agregó.

Para la organización Amigos de la Tierra, esta cumbre terminó con un acuerdo “insuficiente y sin perspectivas de una mejoría de los compromisos de reducción de emisiones”, y, por lo tanto, queda mucho por hacer para la cumbre COP26, que se celebrará el año que viene en la ciudad de Glasgow, en Escocia. También Greenpeace manifestó que queda mucho trabajo pendiente y que hay que empezar a hacerlo desde ahora porque es urgente responder a la crisis climática.

El movimiento Fridays for Future, identificado con la figura de la activista adolescente Greta Thunberg, manifestó que llevó a esta cumbre “el mensaje de siete millones de ciudadanos de todo el planeta que exigen acción climática” y que seguirá trabajando en este sentido. A su vez, Juventud por el Clima, que también participa en las protestas de los viernes que inició Thunberg, manifestó que la falta de acuerdos más contundentes refuerza la frustración de los militantes jóvenes, que en respuesta seguirán movilizados.