Más de cinco millones de salvadoreños están llamados a votar este domingo en unas elecciones presidenciales que podrían terminar con tres décadas de gobiernos del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) –partido surgido de la ex guerrilla y que integra el actual presidente, Salvador Sánchez Cerén– y la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena). Las encuestas de intención de voto muestran que esta vez un candidato de otro partido tiene todas las chances de ganar, y con amplia ventaja. Se trata de Nayib Bukele, un empresario de 37 años de origen palestino que en 2012 fue alcalde del municipio de Nuevo Cuscatlán, una pequeña ciudad ubicada en el suroeste de El Salvador. Ganó popularidad mientras ocupó ese puesto por impulsar programas sociales y haber donado su salario para financiar becas estudiantiles.

Si bien su carrera política despegó desde las filas del FMLN, el empresario fue expulsado en 2017, acusado de causar división, violar los estatutos del partido y agredir verbalmente a Xochilt Marchelli, una de sus asesoras en la alcaldía. Por esto último enfrenta actualmente un proceso judicial.

Una vez afuera del FMLN, buscó apoyo sin éxito en otras organizaciones políticas de izquierda y fundó el partido Nuevas Ideas, con el que sin embargo no pudo inscribirse para estas elecciones. El dirigente –que se presenta como un candidato de izquierda– se postulará entonces con el respaldo de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), un partido de derecha integrado por ex miembros de Arena.

Entre los fundadores de Gana están el ex presidente salvadoreño Elías Saca (2004-2009), encarcelado por corrupción, y el diputado y segundo vicepresidente del Parlamento, Guillermo Gallegos, quien está en contra del aborto y aboga por la instauración de la pena de muerte y el paramilitarismo para combatir a las pandillas. Pero Bukele ha intentado desmarcarse de los miembros de Gana y ha reiterado que sólo cuenta con su apoyo para poder llegar a la presidencia.

Durante la campaña, Bukele no quiso dar entrevistas y tampoco participó en los debates porque, a su entender, estaban “arreglados” en su contra. En lugar de eso, interactuó con sus seguidores en las redes sociales, las cuales utilizó para su discurso contra la corrupción y para criticar los pactos de los partidos tradicionales.

Los sondeos ubican en segundo lugar al candidato de Arena, el también empresario Carlos Calleja, que busca distinguirse de sus oponentes al presentarse como un personaje sin trayectoria política que, precisamente por eso, conservará su “integridad” frente a la corrupción. Calleja, de 43 años, tiene una maestría en Administración de Empresas y es propietario de la mayor cadena de supermercados de El Salvador. Una de las principales promesas de su campaña fue la creación de más de 200.000 puestos de trabajo, pero sus detractores dicen que es una “utopía” ya que el “pleno empleo” no es real ni siquiera en los países más desarrollados del mundo. Además, denuncian que muchos de los empleados de sus supermercados no tienen un salario fijo y que sus ingresos dependen de las propinas que reciban.

La otra promesa de Calleja es la “tolerancia cero” frente la corrupción, un tema del que intenta distinguirse por un lado de sus rivales electorales –que están relacionados con administraciones acusadas de diversas irregularidades– y, por otro, del ex presidente encarcelado Saca.

El tercer candidato en respaldo es el ex canciller salvadoreño Hugo Martínez, que este domingo representará en las urnas al partido de gobierno. El político izquierdista, de 51 años, tiene la difícil tarea de candidatearse por una formación que atraviesa una crisis de popularidad, que los analistas políticos atribuyen al desgaste de dos gobiernos consecutivos del FMLN, el incumplimiento de promesas de cambio y la corrupción atribuida al ex presidente Mauricio Funes (2009-2014).

Como canciller, Martínez fue quien firmó el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba y enfrentó la política antiinmigrante del gobierno del actual presidente estadounidense, Donald Trump, en cuyo país viven actualmente 2,8 millones de salvadoreños. Renunció a la cancillería para asumir como secretario del Sistema de la Integración Centroamericana. Antes, fue elegido para ocupar una banca de diputado durante tres legislaturas consecutivas (2003, 2006 y 2009).

Entre sus promesas se destacan la “revolución del buen trato” en el sistema de salud pública, la implementación de un “sistema de protección social universal” y la creación de un sistema público de jubilaciones.

Si el domingo resulta ganador Bukele, se convertirá en el presidente salvadoreño más joven en la historia reciente. En caso de que ningún candidato consiga más de 50% de los votos, el 10 de marzo se definirá la elección en segunda vuelta.