Bogotá será hoy la sede de una nueva reunión del Grupo de Lima para abordar la crisis política en Venezuela. El encuentro fue precedido por el intento de ingresar a ese país ayuda humanitaria por la frontera con Colombia, que por orden del presidente venezolano, Nicolás Maduro, permanece cerrada. El ingreso de camiones fue frenado por las fuerzas de seguridad.

En la frontera ocurrieron enfrentamientos entre opositores, que lanzaban piedras, y los funcionarios de seguridad que custodiaban del lado de Venezuela. Terminaron con 285 personas heridas, afectadas en su mayoría por gases lacrimógenos e impactos de munición.

El canciller colombiano, Carlos Trujillo, dijo que a lo largo de la jornada 60 militares, policías y guardias venezolanos desertaron en distintos puntos de la frontera con Colombia. La vicepresidenta colombiana, Marta Lucía Ramírez, aumentó ayer esa cifra a “más de 120”.

El político opositor Juan Guaidó, que en enero se autoproclamó presidente encargado de Venezuela, había dado plazo hasta el sábado para que ingresara ayuda humanitaria al país. Los artículos que fueron enviados por Estados Unidos, Chile y otros países se almacenaban desde hacía semanas en zonas fronterizas de Colombia y Brasil, y la oposición tenía expectativas de que el sábado esos productos cruzaran los puentes en camiones. Pero las Fuerzas Armadas de Venezuela bloquearon el paso de los vehículos.

Los disturbios comenzaron en el puente internacional Simón Bolívar, que comunica la ciudad colombiana de Cúcuta con la venezolana de San Antonio del Táchira, y se propagaron por el Francisco de Paula Santander, que conecta con la localidad de Ureña. En el lado venezolano de este último puente, dos camiones cargados de alimentos y medicinas fueron prendidos fuego. Guaidó dijo que el incendio de los camiones constituye un “crimen de lesa humanidad”. El líder opositor también anunció que participará en la reunión del Grupo de Lima para discutir “posibles acciones diplomáticas” ante la situación humanitaria en su país. Más tarde, en Twitter, reconoció que los acontecimientos de las últimas horas lo “obligan” a “plantear a la comunidad internacional de manera formal” la posibilidad de “tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria que lucha y seguirá luchando”.

En el mismo sentido se pronunció ayer el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo. “Todas las opciones están sobre la mesa. Vamos a hacer las cosas que son necesarias para asegurar [...] que la democracia se imponga y que haya un futuro más brillante para el pueblo de Venezuela”, dijo en una conferencia de prensa. “Vamos a tomar medidas. Hay más sanciones que se pueden aplicar, más asistencia humanitaria que creo que podemos ofrecer”, agregó Pompeo después, en una entrevista con la cadena CNN. Se prevé que este sea el mensaje que lleve hoy a Bogotá el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, en la primera reunión del Grupo de Lima en la que participará algún representante de Washington. Un funcionario del gobierno estadounidense adelantó ayer, en declaraciones a la agencia de noticias Reuters, que Pence anunciará “pasos concretos” y “acciones claras” para enfrentar la crisis de Venezuela.

Manifestantes durante enfrentamientos con las fuerzas de seguridad venezolanas, en el puente internacional Francisco de Paula Santander que une Cucuta, Colombia y Urena, Venezuela.

Manifestantes durante enfrentamientos con las fuerzas de seguridad venezolanas, en el puente internacional Francisco de Paula Santander que une Cucuta, Colombia y Urena, Venezuela.

Foto: Raúl Arboleda

El anfitrión de la cumbre y presidente de Colombia, Iván Duque, dijo ayer que “el Grupo de Lima tiene que hacer un pronunciamiento muy claro” sobre lo que sucedió el sábado. Al mismo tiempo, instó a los países que no reconocen el mandato de Maduro a extender “el cerco diplomático”, porque “una dictadura que es capaz de quemar medicamentos y alimentos es la demostración más grande de la brutalidad que está dispuesta a cometer para preservar el poder”. Duque ordenó el cierre por dos días del puente Simón Bolívar para inspeccionar las condiciones de seguridad y evaluar los daños ocasionados por el fallido envío de ayuda humanitaria.

Si bien se registró un mayor número de choques en la frontera entre Venezuela y Colombia, también hubo violencia en zonas fronterizas con Brasil. De hecho, la organización civil Observatorio de Conflictos confirmó que tres personas murieron el sábado durante enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad en Santa Elena de Uairén, una de las localidades venezolanas limítrofes. Maduro ordenó el cierre de esta frontera el jueves con el mismo objetivo de bloquear el ingreso de las donaciones.

Relaciones rotas

Como reacción a la operación de envío de ayuda humanitaria, Maduro anunció el sábado la ruptura de “todo tipo de relaciones” políticas y diplomáticas con Colombia y dio 24 horas de plazo para que salgan del país los funcionarios colombianos. “La paciencia se agotó. No puedo seguir soportando que se preste el territorio de Colombia para una agresión contra Venezuela. Por eso he decidido romper todas las relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno fascista de Colombia”, dijo el gobernante venezolano al final de una marcha convocada por el chavismo ese día “en defensa de la revolución”.

Maduro agregó: “Nunca antes un presidente de Colombia había caído tan bajo y había hecho contra Venezuela lo que ha hecho el señor Iván Duque. Nunca antes, jamás. Parece un tirapiedra. Él tiene su cara de angelito, pero yo le agarraría los cacheticos y le diría: [...] ‘eres el diablo, Iván Duque’”. Cuatro cónsules colombianos ya habían regresado a su país ayer, informó el gobierno de Duque.

En el mismo discurso del sábado, Maduro insistió en que el ingreso de la ayuda humanitaria puede dar paso a una “invasión” extranjera y se refirió a esas donaciones como una “trampa cazabobos”. En todo caso, dijo que está “dispuesto” a comprar a Brasil alimentos para subsanar las carencias en el país, algo que, según dijo, hasta el mes pasado no podía hacer por tener un “bloqueo” financiero de Estados Unidos. Por otro lado, pidió a los militares y a sus seguidores que salgan a las calles en “unión cívico-militar” para “defender la revolución” si algún día “le ocurre algo”.

Los gobiernos de Cuba y Bolivia mostraron su apoyo a Maduro y, al igual que el presidente venezolano, afirmaron que la asistencia humanitaria es sólo un pretexto para una intervención militar. “Estamos viviendo un momento de amenaza imperial. Hay toda una intención por imponer una plataforma de restauración capitalista y neoliberal en América Latina. Se está acudiendo a las más perversas prácticas”, dijo ayer el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.

En tanto, su par boliviano, Evo Morales, le envió a Maduro, al pueblo venezolano y a las Fuerzas Armadas de Venezuela “un gran aplauso” por “defender a América Latina y a los pueblos en proceso de liberación”. En un acto en Cochabamba, el presidente de Bolivia felicitó “al pueblo revolucionario, que no ha permitido una intervención norteamericana so pretexto de una ayuda humanitaria”, y abogó por el “diálogo” y la “paz” para encontrar la “mejor solución” a la crisis venezolana.