El presidente ruso, Vladimir Putin, aprovechó su discurso anual ante el Parlamento para responder públicamente a la decisión que Estados Unidos comunicó, a principios de mes, de abandonar el tratado de eliminación de misiles de corto y medio alcance (INF, por su sigla en inglés), firmado por los dos países en 1987. Esta medida, que Washington prometió formalizar en agosto, en teoría podría abrir la puerta para que la Casa Blanca despliegue ese tipo de misiles en cualquier país europeo. El jefe del Kremlin advirtió ayer que, si eso llegara a suceder, Rusia no dudará en dirigir su armamento nuclear contra el territorio estadounidense.

“Nos veremos obligados a fabricar y emplazar tipos de armamento que puedan ser utilizados no sólo contra los territorios de donde provenga la amenaza directa, sino también contra los territorios donde se encuentren los centros de toma de decisiones”, dijo Putin ayer ante el Parlamento. Advirtió además que las medidas que puede tomar Rusia en caso de que “la amenaza se vuelva real” pueden ser tanto “simétricas” como “asimétricas”.

Después ironizó: “Los estadounidense saben contar. Que calculen el alcance y la velocidad de nuestros nuevos sistemas de armamento. Sólo les pedimos eso, que primero calculen y sólo después tomen una decisión que puede causar una nueva y grave amenaza para nuestro país y, por supuesto, conllevará medidas de respuesta por parte de Rusia”.

A la hora de fundamentar sus advertencias, el presidente ruso dijo que “algunos de los misiles” que Washington podría lanzar en el continente europeo “tienen un tiempo de vuelo de diez a 12 minutos hasta Moscú”, lo cual implica “una amenaza muy grande”. De todas maneras, quiso dejar en claro que su gobierno “no tiene intención, y esto es muy importante, de ser el primero en desplegar tales misiles en Europa”. Acerca de las acusaciones del gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, de que Moscú ha violado el acuerdo INF, Putin respondió que Estados Unidos lo rompió “burdamente” desde el momento en que desplegó en Rumania y Polonia plataformas verticales MK-41 que pueden lanzar los misiles de crucero Tomahawk.

Antes de cerrar el apartado más belicista de su discurso, Putin bajó el tono y dijo que su país sigue dispuesto a negociar con Estados Unidos en materia de desarme estratégico, aunque “no está dispuesto a tocar una puerta que está cerrada”. Concluyó: “A Rusia la consideran casi la mayor amenaza para Estados Unidos. Lo digo sin tapujos: no es verdad. Rusia no amenaza a nadie. Todas nuestras acciones en el ámbito de la seguridad tienen un carácter exclusivamente de respuesta, es decir defensivo. No estamos interesados en la confrontación y no la deseamos, menos aun con semejante potencia global”.

En respuesta, el gobierno estadounidense dijo que las declaraciones de Putin “son una continuación del esfuerzo de propaganda de Rusia para evitar asumir su responsabilidad por las violaciones rusas del tratado”, según manifestó a la agencia de noticias Efe una portavoz del Departamento de Estado.

La vocera, que pidió que no se la identificara, dijo que es Rusia el país que tiene un “programa encubierto de misiles” que viola el tratado INF. Además, garantizó que el sistema de combate desplegado en Rumania y Polonia “cumple completamente” con los términos de ese tratado, “y no es capaz de lanzar misiles ofensivos, como los Tomahawk”.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) también condenó las advertencias que hizo el presidente ruso y las consideró un “intento de distraer la atención” de sus incumplimientos del tratado de desarme nuclear. “Las declaraciones rusas amenazando con apuntar a aliados son inaceptables”, dijo en un comunicado un portavoz de la alianza, que pidió a Moscú “centrarse en volver a cumplir” el tratado de reducción de misiles nucleares de corto y medio alcance. “La OTAN es una alianza defensiva, que está lista para defender a todos sus miembros ante cualquier amenaza”, advierte el comunicado, al tiempo que recuerda que el organismo no quiere “una nueva carrera armamentista” y por eso ha pedido repetidamente a Rusia que destruya de forma verificable sus misiles de rango intermedio.

Pese a que fue contundente, el apartado sobre Estados Unidos fue el más breve del discurso de Putin: duró apenas diez minutos. El resto de su comparecencia la dedicó al “nuevo contrato social” con el pueblo ruso, del que resaltó especialmente las políticas destinadas a revertir la reducción de la natalidad y el envejecimiento de la población.