Si hacemos un paralelismo entre la vida de un perro y la de un ser humano podemos decir perfectamente que, cuando el Toby levanta la pata para orinar, es porque ya pasó las primeras fases de vida y ha entrado en su etapa adulta. De hecho, en machos, levantar la pata es el punto de partida de su madurez sexual. Consiste en aproximarse a una superficie, en general vertical, o a objetos nuevos, prominentes y, tras inspeccionar un momento la zona, elevar uno de sus miembros posteriores al mismo tiempo que evacúa pequeñas cantidades de orina.

Marcar (orinar en pequeñas cantidades) tiene como objetivo crear una señal, dejar una huella para que los receptores, en general machos, pero también hembras, obtengan información del emisor. También funciona para el tema “inmobiliario”, ya que normalmente suelen hacerlo para delimitar su territorio.

Pero el marcaje no sólo se acompaña del depósito de pequeñas cantidades de orina en determinada zona. Rascar el suelo luego de orinar o defecar también tiene como objetivo dejar una señal, puesto que cuentan con glándulas interdigitales que, al ser comprimidas por la acción de rascar, dejan caer diferentes olores al piso que complementan la información dejada a través de su orina o heces.

Pero hay más. Hay perros que marcan hasta agotar sus reservas y una vez “vacíos” siguen levantando la pata sin depositar una gota de orina. Tal acción se explica gracias al sistema de comunicación canino, ya que levantar la pata es una señal en sí misma.

Muchos perros machos levantan la pata frente a otros con el único cometido de que vean qué tan alto lo hacen, asociándose la altura alcanzada con su estatus jerárquico. A la inversa, un macho de rango menor en general tarda más en levantar la pata frente a otro macho o directamente no lo hace, al menos en su presencia.

Por lo tanto, el marcaje urinario comunica a través del sistema olfativo, pero también del visual.

Por qué lo hacen

Debido a que la conducta comienza a manifestarse una vez entrada la madurez sexual, se podría pensar que las hormonas masculinas tienen que ver en su aparición, ayudando al éxito reproductivo del animal. Pero las hormonas no explican por completo esta conducta. De hecho, muchos perros que viven situaciones estresantes –con otros perros, personas, ruidos, olores, mudanzas, interacciones sociales no muy claras, alto número de habitantes en el mismo lugar– manifiestan el marcaje de manera desmesurada.

Si bien es normal que lo hagan fuera del hogar, buscando los objetivos antes mencionados, algunos perros lo comienzan a manifestar dentro de casa y sin una intención evidente. Dependiendo de la situación que lo provoca, muchos lo hacen repetidas veces a escasos centímetros de la marca anterior.

Teniendo en cuenta su gran sentido del olfato, parece al menos innecesario la repetición del marcaje en ambientes reducidos. Por ende, los factores que tienen que ver con el estrés también son causantes de esta conducta.

Quiénes lo manifiestan

Usualmente comienza a expresarse cuando los perros llegan a la madurez sexual, aproximadamente al año de edad. Si hablamos de sexo, se da mucho más en machos que en hembras; además, aquellos que no han sido castrados lo manifiestan mucho más.

Sin embargo, las hembras también pueden levantar la pata. Antes de nacer, en el útero, los cachorros son sensibilizados con diferentes sustancias, que determinan el futuro sexo del feto. Cuando una hembra se encuentra rodeada de dos hermanos machos que están siendo sensibilizados con andrógenos, puede pasar que, por proximidad, sufra lo que se denomina androgenización. Dicho proceso dará como resultado a una hembra que, una vez nacida, manifestará algunos comportamientos propios de un perro macho, como por ejemplo levantar la pata para orinar.

Qué se hace

Antes de resolver el problema se debería conocer la causa, debido a que muchas veces hay varios tratamientos posibles. Por eso la consulta veterinaria es pertinente.

Castrar al animal tiene un alto porcentaje de éxito en estos casos, ya que es una conducta mediada por hormonas sexuales. A la vez, por un tiempo se le debería restringir al animal el acceso a las superficies marcadas, con el fin de que la conducta se extinga.

Es importante evitar la exposición a estímulos que puedan activarla. Si por ejemplo llega gente a casa con ropa o bolsos, se debería tratar de que el perro no los alcance. Si otros perros entran al territorio, hay que intentar solucionar su acceso. Del mismo modo, si el perro ve para afuera y se estresa por la presencia de personas, otros perros o gatos, entre otras cosas, conviene tratar de restringir esa opción, al menos en los momentos de mayor exposición a los factores estresores.

En otros casos, revertir el lugar de interés suele ser efectivo: suponiendo que el perro marca determinadas zonas, hacer de esos espacios su lugar de descanso o de alimentación puede funcionar.

Sin embargo, el tratamiento tiene muchas variables y se acopla a las rutinas individuales de cada perro y familia, por lo tanto la solución muchas veces es específica para cada animal.