Nuevamente la capital, Argel, y las principales ciudades de Argelia fueron ayer escenario de movilizaciones contra el gobierno de Abdelaziz Buteflika. El presidente anunció el lunes en un comunicado que no se postulará a un quinto mandato consecutivo en las elecciones del 18 de abril, pero al mismo tiempo aplazó esa votación por tiempo indefinido.

Esta decisión significa en los hechos que Buteflika, que lidera el gobierno argelino desde 1999, seguirá en el cargo al menos hasta finales de 2019. Para entonces debería concluir el trabajo de la conferencia nacional a la que el gobierno le encomendó sentar las bases de una “nueva Argelia”, según informaron agencias internacionales de noticias citando el comunicado de la presidencia.

La oposición a Buteflika llamó a una nueva concentración para el viernes –día tradicional de las grandes movilizaciones en el mundo islámico– como protesta contra el gobierno. Las actuales manifestaciones en rechazo a la candidatura de Buteflika superaron ampliamente a las que se registraron en 2011, durante la llamada Primavera Árabe. Aquel fenómeno político no causó mayor revuelo en Argelia, a diferencia de lo que pasó en otros países de la zona, como Túnez, Egipto o Libia.

Las críticas a la continuidad de Buteflika en el poder son muchas, pero una de las principales es que el presidente, de 82 años, se encuentra desde hace largo tiempo en un precario estado de salud, lo cual ha limitado en gran medida sus capacidades para gobernar, por lo que no está claro quién toma las grandes decisiones en el país. Desde 2005 el estado de salud del presidente argelino no ha hecho más que empeorar, y en estos años han sido frecuentes sus largas internaciones en centros médicos de Francia y Suiza, desde donde volvió hace apenas unos días.

En 2013 Buteflika sufrió un infarto cerebral y desde entonces sólo ha aparecido públicamente en contadas ocasiones y siempre en silla de ruedas. La última vez que el presidente argelino habló en público fue hace siete años, y en la última campaña electoral, en 2014, no asistió a ninguno de los actos a favor de su reelección.

La salud de Buteflika es un secreto de Estado en Argelia y poco se sabe de los males que aquejan al mandatario.

Cuando llegó al gobierno, mediante elecciones, Buteflika tenía ya una trayectoria política muy larga, que comenzó en los años 50, antes de la guerra de independencia argelina contra Francia. El gobernante ganó mucho crédito al poner fin a la sangrienta guerra civil que atravesó el país norafricano en la década de 1990, en la que el combate entre militares e islamistas dejó cerca de 150.000 muertes.

Pero después, sus sucesivas reelecciones en 2004, 2009 y 2014, todas ellas rodeadas de acusaciones de fraude, fueron dejando atrás ese crédito inicial.

La indefinición acerca del futuro es el común denominador en un país. Las figuras políticas fuertes, además de Buteflika, son el primer ministro Ahmed Ouyahia, un posible sucesor del actual gobernante, y también el general Ahmed Gaid Salah, una personalidad de enorme influencia en las esferas de poder, en un país en el que el Ejército tiene un peso político fuerte. Otra figura a la que la oposición mira con recelo es el hermano menor del presidente, Said Buteflika, de 61 años, alguien con un perfil bajísimo pero que tiene un papel importante en el Ejecutivo desde su cargo de asesor presidencial.

Pero además de generar descontento en la población –principalmente entre los estudiantes, que son los más activos impulsores de las protestas– la decisión de Buteflika de aplazar las elecciones también es cuestionada desde el punto de vista jurídico, porque, de acuerdo con algunos abogados, viola la legislación argelina.

“La Constitución no tiene ningún artículo que justifique estar más tiempo en el poder”, dijo Rachid Ouaissa, profesor argelino de Ciencias Políticas en la Universidad alemana de Marburg. “¿Cómo puede construir una nueva república y empezar infringiendo la Constitución?”, se preguntó el jurista, según citó la agencia DPA. Por su parte, la abogada especializada en Derecho Constitucional Fatiha Benabou también afirmó que la Constitución no contempla la prolongación del mandato. En declaraciones al diario Tout Sur l’Algerie, dijo que “el presidente no puede ni aplazar las elecciones ni prolongar su mandato”.