Sin explicar la causa, y asegurando que fue una decisión difícil de tomar, el presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, anunció ayer en un mensaje televisivo su renuncia al cargo que ocupaba desde 1989, cuando la enorme nación asiática –el noveno país del mundo en tamaño– formaba parte aún de la Unión Soviética.

En su mensaje, el ahora ex mandatario informó que el líder de la cámara alta del Parlamento, Kassym-Jomart Tokayev, se desempeñará como presidente interino hasta las elecciones, que se realizarán el año que viene. Antes, Tokayev ocupó los cargos de ministro de Relaciones Exteriores y primer ministro.

Pero Nazarbáyev anunció que continuará presidiendo el consejo de seguridad del país, así como el partido Nur Otan –que domina el Parlamento– y mantendrá su título legal de “líder de la nación”.

Acusado de corrupto y represor de los opositores, el ahora ex mandatario kazajo llegó al poder durante la era soviética. En 1991, después de la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Nazarbáyev pasó a ocupar el cargo de presidente de Kazajistán y lo mantuvo sucesivamente en todas las elecciones realizadas en el país. En 2007, el Parlamento eliminó la restricción de gobernar únicamente durante dos períodos y sancionó una ley que le permitió al gobernante presentarse a las elecciones de forma continua. Esta normativa, que sólo es aplicable a Nazarbáyev, fue muy criticada por la oposición, pero no pudo ser revertida debido a la enorme concentración de poder que el gobernante fue acumulando a lo largo de los años, incluyendo un estricto control de los medios de comunicación.

Nazarbáyev supo explotar mediante una fuerte política estatal los enormes recursos naturales de su país, que además de tener enormes yacimientos de petróleo cuenta con abundantes reservas de volframio, zinc, plata y gas. Mantuvo además una política económica de puertas abiertas y aprovechó la ubicación estratégica privilegiada de su país para tejer una firme alianza con Moscú, pero también con países europeos, Estados Unidos y China. Logró generar un fuerte desarrollo en el país y también un gigantesco crecimiento de su cuentas bancarias. Según la revista Forbes, es uno de los hombres más ricos de Asia central, con una fortuna calculada en 1.000 millones de dólares.

Entre las excentricidades de Nazarbáyev, cuyo nombre bautiza numerosas plazas, escuelas y lugares públicos de todo el país, se cuenta la creación de la ciudad de Astaná –considerada como uno de los proyectos de urbanización más caros del mundo–. A partir de 1998, Astaná pasó a ser la capital kazaja, en lugar de Alma Ata, la ciudad más emblemática del país.