Dos atacantes armados, uno de 25 años y otro de 17, irrumpieron ayer en una escuela de enseñanza media ubicada en el municipio de Suzano, en las afueras de San Pablo. Mataron a ocho personas y se suicidaron minutos después. Según informó la Policía, cinco de las víctimas eran estudiantes, otras dos eran trabajadores y la otra fue un hombre que estaba en un lavadero de autos contiguo y que fue asesinado antes de que los atacantes entraran a la escuela. Otras 23 personas resultaron heridas. La mayoría de ellas eran estudiantes que estaban en el recreo. De acuerdo con la Policía, los atacantes utilizaron armas de fuego, una ballesta y algunos explosivos.

La acción generó una tremenda conmoción en Brasil y tuvo repercusiones en el ámbito político. El gobernador del estado de San Pablo, João Doria, visitó la escuela en la tarde de ayer junto con autoridades educativas y dijo que las escenas que vio fueron las más tristes de su vida. El jerarca decretó tres días de duelo en su estado.

Por su parte, el senador ultraderechista Major Olímpio –líder del Partido Social Liberal, por el que fue elegido el presidente brasileño, Jair Bolsonaro– dijo que las muertes en el ataque podrían haber sido evitadas si un profesor o un policía retirado estuviera armado dentro de la escuela, idea que en su momento propuso el presidente estadounidense, Donald Trump, luego de un ataque similar ocurrido en su país. “Si hubiera habido un ciudadano con un arma regular dentro de la escuela, un profesor, un funcionario o un policía retirado que trabajara ahí, podría haber minimizado el tamaño de la tragedia”, afirmó ayer el legislador durante una intervención en la Comisión de Constitución y Justicia del Senado.

Por su parte, el vicepresidente brasileño, el general Hamilton Mourão, dijo que lamentaba profundamente lo ocurrido pero resaltó que ahora es necesario comprender las razones por las que ocurren ataques como este. En una conferencia de prensa con medios presentes en Brasilia, el vicepresidente desvinculó el ataque de la flexibilización del porte de armas que aprobó el presidente Bolsonaro. “No me parece que tenga nada que ver. ¿O me van a decir que las armas que usó esta gente eran legales?”, se preguntó Mourão.

El vicepresidente recordó un episodio similar ocurrido en 2011 en un centro de enseñanza situado en la localidad de Realengo, en el estado de Río de Janeiro, en el que un atacante solitario de 23 años mató a 12 personas y luego se suicidó. En opinión de Mourão, este tipo de tragedias pueden estar relacionadas con el acceso de los jóvenes y adolescentes a juegos de videos con contenidos violentos. “Es muy triste, y tenemos que llegar a la conclusión de por qué están pasando estas cosas, que antes no pasaban en Brasil”, afirmó Mourão, quien agregó: “Mi opinión es que actualmente se ve a toda la muchachada enviciada con los videojuegos, muchos de ellos violentos. En eso andan ellos”.

Varios dirigentes opositores vincularon este ataque a tiros con el discurso del oficialismo, en particular el referido a las armas. El ex presidente del Partido de los Trabajadores (PT) Rui Falcão publicó una imagen de Bolsonaro haciendo el gesto de campaña en el que simula tirotear con sus manos. A su vez, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en una nota difundida en Twitter, pidió: “Que aquellos que incentivan la cultura del odio y de la violencia entiendan que no necesitamos más armas, para que masacres como la de Suzano no se tornen cotidianas en nuestro país. Brasil necesita paz”.

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