Las principales plazas de Argel, la capital de Argelia, que desde febrero fueron sedes de manifestaciones contra el gobierno de Abdelaziz Buteflika y su “círculo mafioso”, se llenaron ayer de festejos por la renuncia del presidente. Desde 1999 Buteflika, de 82 años, gobierna el país, pero a partir de 2013, cuando sufrió un derrame cerebral, se lo vio en público muy pocas veces.

Los manifestantes celebraban ayer que finalmente Buteflika presentó su renuncia a la presidencia. Ayer el Consejo Constitucional aceptó esta dimisión, que deberá ser estudiada por el Poder Legislativo. El presidente del Senado, Abdelkader Bensalah, asumirá la jefatura de Estado, y deberá convocar elecciones en un plazo de 90 días. Por su parte, el ex ministro del Interior, Nouredin Bedaui, quedará al frente del gobierno, acompañado durante esta transición por el jefe del Ejército, Ahmed Gaïd Salah.

Junto a las manifestaciones, la figura de Gaïd Salah fue determinante para la renuncia de Buteflika, informó la agencia de noticias Efe. Este general cercano al presidente había promovido la inhabilitación del gobernante por razones de salud, una maniobra que, según sospechaba la oposición, permitiría a los allegados a Buteflika mantenerse en el poder. Además, el general denunció que estaba en marcha una conspiración de “fuerzas extraconstitucionales”. Si bien no apuntó a nadie, la acusación es reflejo de la lucha de poder que se mantiene en la interna del gobierno argelino.

Ayer Buteflika pidió perdón por no haber podido terminar su último mandato. Mediante una carta pública, el ya ex presidente dijo: “Dios sabe que fui sincero y fiel. No estoy triste, no temo por el futuro de mi país”.