En un intento de atraer votantes a pocas horas de que se celebren las elecciones en Israel, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, prometió que si logra gobernar por un nuevo período anexionará partes del territorio palestino ocupado de Cisjordania. El anuncio surgió cuando, en una entrevista televisiva emitida el sábado, la periodista le preguntó si después de la anexión a Israel de Jerusalén Este en 1980 y del territorio ocupado sirio de los Altos del Golán, un año después, el siguiente paso sería absorber los asentamientos en Cisjordania. El jefe de gobierno respondió: “Si me pregunta si vamos a pasar a una siguiente fase, la respuesta es ‘sí, voy a extender la soberanía’”.

Más adelante, dijo que su gobierno no distingue entre colonias aisladas y bloques de asentamientos porque “cada asentamiento es israelí” y no está dispuesto a “entregarlos a la soberanía palestina”. Es la primera vez que Netanyahu hace esta aclaración en público. Hasta ahora, las autoridades israelíes consideraban que los bloques de asentamientos serían los únicos que quedarían en su territorio en un eventual acuerdo de paz con los palestinos.

Para una gran parte de la comunidad internacional, los asentamientos son ilegales y constituyen una amenaza para la consecución de una solución de dos estados, que implica la creación de un Estado palestino independiente que se ubicaría en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza. Esta opción exigiría la evacuación de miles de colonos del territorio ocupado o su permanencia en el nuevo Estado palestino.

Pero Netanyahu dejó claro el sábado que no permitirá la creación de un Estado palestino porque, a su entender, “pondría en peligro” la “existencia” de Israel. “He aguantado enorme presión en los últimos ocho años [para la creación de un Estado palestino]. Ningún primer ministro ha aguantado tanta presión. Tenemos que controlar nuestro destino”, aseguró. En la misma línea, el primer ministro israelí advirtió que no dividirá Jerusalén –una ciudad que israelíes y palestinos reclaman como capital de su Estado– y no ordenará la evacuación de ninguna comunidad o asentamiento israelí. Con estas promesas, Netanyahu buscaba el voto de la derecha más conservadora.

El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, dijo que el anuncio de Netanyahu demuestra que “Israel seguirá violando descaradamente la legislación internacional mientras la comunidad internacional continúe recompensándolo con impunidad”. En particular, dijo el dirigente palestino en Twitter, lo hace “con el apoyo y la aprobación de la administración de [el presidente de Estados Unidos] Donald Trump respecto de la violación de los derechos humanos del pueblo de Palestina”. En el mismo mensaje, Erekat advirtió: “Continuaremos buscando nuestros derechos en los foros internacionales, incluida la Corte Penal Internacional, hasta que logremos la justicia que nos es largamente debida”.

El anuncio de Netanyahu llegó después de que una encuesta de intención de voto publicada el viernes por el diario Yedioth Ahronoth reveló que el candidato del centrista Partido Azul y Blanco, Benny Gantz, se mantiene como favorito para las elecciones generales que se celebrarán mañana. Según el sondeo, Gantz –un ex jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas de Defensa de Israel con poca experiencia política– se quedaría con 30 de los 120 escaños que componen el Parlamento israelí. El partido de derecha de Netanyahu, Likud, obtendría cuatro bancas menos.

Ante este panorama, todo indica que los partidos israelíes tendrán que iniciar negociaciones que les permitan gobernar. En un escenario como este, quien corre con ventaja es el actual primer ministro: de acuerdo con la última encuesta, el Likud conseguiría la mayoría parlamentaria si se aliara con los demás partidos de derecha en una coalición que podría sumar 63 escaños.