El campus de la Universidad Federal del Lejano Oriente, en la isla de Russki, en el extremo este de Rusia, fue el lugar en el que ayer se reunieron por primera vez el presidente Vladimir Putin y el gobernante norcoreano Kim Jong-un. El primer lugar en su agenda lo ocupaba la desnuclearización de la península coreana.

El encuentro tuvo lugar casi exactamente dos meses después de que la reunión entre Kim y el presidente estadounidense, Donald Trump, en Vietnam finalizara sin avances de ningún tipo. El líder norcoreano se entrevistó con Putin para lograr su apoyo en la búsqueda de adhesiones internacionales que le permitan salir del punto muerto en el que se encuentra la cuestión nuclear, que acarrea severas sanciones económicas para Corea del Norte.

Kim llegó al punto de encuentro con el presidente ruso, muy cerca de la ciudad de Vladivostok, luego de viajar diez horas en su tren blindado. Afirmó que uno de los objetivos de la reunión era reforzar los “vínculos históricos” entre sus países, que luego de ser muy estrechos durante la era soviética se enfriaron bastante. De hecho, el encuentro de ayer fue el primero entre los gobernantes de ambos países desde el que mantuvieron en 2011 el ex presidente Dimitri Medvedev y Kim Jong-il, el padre de Kim Jong-un.

Luego de una reunión de dos horas Putin y Kim confiaron en que estas conversaciones iniciales contribuyan al proceso de normalización de las relaciones entre las dos Coreas. El presidente ruso afirmó que era favorable, como Estados Unidos, a una “desnuclearización total” y juzgó “posible” una solución, con la condición de ofrecer a Corea del Norte “garantías sobre su seguridad y la preservación de su soberanía”.

“Necesitamos restaurar el poder del derecho internacional, volver al estado en el que el derecho internacional, y no la ley del más fuerte, determine la situación en el mundo”, dijo.