El diario The New York Times informó ayer que durante una reunión que mantuvieron la semana pasada los principales asesores de seguridad nacional del presidente estadounidense, Donald Trump, el secretario interino de Defensa, Patrick Shanahan, presentó un plan para enviar hasta 120.000 militares a Medio Oriente. Asimismo, se los trasladaría en caso de que Irán ataque a las fuerzas estadounidenses que ya se encuentran en la zona o acelere su programa nuclear. El periódico estadounidense publicó que obtuvo esa información de fuentes gubernamentales.

De acuerdo con el artículo, uno de los asistentes a la reunión fue el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, que desde su llegada al círculo de confianza de Trump ha impulsado una política de confrontación con Teherán. De todas maneras, el plan presentado no contempla en ningún caso la invasión a Irán, ya que ello requeriría de una cantidad de soldados mucho mayor.

Trump dijo que su gobierno no está estudiando el envío de tal cantidad de tropas a Medio Oriente, y calificó a la nota de The New York Times de “noticia falsa”. Sin embargo, el lunes habló con medios de prensa acerca de Irán y dijo que ese país “sufrirá mucho” en caso de realizar acciones contra los intereses de Estados Unidos en la región.

De acuerdo con la investigación realizada por el diario estadounidense, existen fuertes divisiones internas dentro del gobierno de Trump acerca de cómo actuar ante Irán. Las relaciones entre ambos países se encuentran en una situación tensa debido al recelo de Washington de la política nuclear de los iraníes y el papel que están jugando en Medio Oriente. Según fuentes citadas por el diario, algunos funcionarios que son proclives a una solución diplomática dicen que la amenaza del envío de tropas puede servir para advertir a Irán contra posibles agresiones.

La filtración de estos supuestos planes estadounidenses llega apenas una semana después de que el gobierno de Trump anunciara que enviaría el portaaviones nuclear Abraham Lincoln, una batería de misiles antimisiles Patriot y cuatro bombarderos B-52 a la isla Diego García. Se trata de un pequeño territorio británico ubicado en una posición estratégica en el océano Índico, aproximadamente a 3.300 kilómetros de la costa este de África y a 2.200 kilómetros al sur del extremo sur de India.

En medio de este movimiento de tropas y armamento estadounidenses a la zona, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos denunciaron que cuatro buques petroleros fueron atacados frente a la costa emiratí, en el golfo de Omán. Un funcionario estadounidense anónimo señaló a Irán como responsable del ataque, en el que no hubo víctimas sino únicamente daños materiales. Sin embargo, no aportó pruebas y la investigación sobre el incidente prosigue.

“Tenemos que realizar una investigación exhaustiva para entender qué ocurrió, por qué, y luego encontrar respuestas razonables antes de la guerra”, opinó el embajador estadounidense en Arabia Saudita, John Abizaid.

El gobierno saudí denunció un “ataque terrorista” con drones explosivos contra dos estaciones de bombeo de petróleo, que después fue reivindicado por el gobierno hutí de Yemen. El episodio tiene un valor político poderoso, porque Washington considera a los iraníes y a los rebeldes hutíes yemeníes como parte de un mismo bloque ideológico.

Por su parte, Irán negó cualquier implicancia en el incidente de los buques. Desde India, donde se encuentra de visita oficial, Mohamad Yavad Zarif, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, tildó lo ocurrido de “sospechoso”, y agregó: “Habíamos predicho este tipo de acciones para provocar tensión en la región antes”.

Mientras tanto, en una entrevista con la cadena CNN, el embajador iraní ante la Organización de las Naciones Unidas, Mayid Tajt Ravanchi, dijo que el escenario actual es uno de “guerra psicológica”, y agregó: “No estamos intentando crear un conflicto en la región, porque nadie se va a beneficiar de un conflicto así, salvo unos pocos”.

Sin interferencias

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, le dijo al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, que Washington no toleraría ninguna interferencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020, según informó la agencia de noticias Reuters. Después de conversar con Lavrov en el balneario ruso de Sochi, en la que fue la primera visita de Pompeo a Rusia, el jefe de la diplomacia estadounidense dijo que le había transmitido a su par ruso que no podía repetirse la interferencia electoral que Washington atribuye a Moscú en las elecciones de 2016, que terminaron con el triunfo de Donald Trump. Según Pompeo, una nueva intromisión del Kremlin en las elecciones estadounidenses sería un hecho “inaceptable” que colocaría la relación de ambos países “en una situación mucho peor” que las que han atravesado.

Rusia, por su parte, ha negado en todo momento cualquier intromisión en el proceso electoral de Estados Unidos.