El discurso contra la inmigración ha sido una constante en la Liga Norte, desde que surgió como un partido regional del norte de Italia hasta que llegó al gobierno en alianza con el Movimiento 5 Estrellas. La importancia que el partido le dio a este fenómeno llevó a su líder, Matteo Salvini, a reclamar para sí el cargo de ministro del Interior, además de ocupar una de las dos vicepresidencias del Consejo de Ministros.

A comienzos de mayo, cuando las elecciones europeas del domingo ya estaban muy cerca, Salvini anunció su propuesta de multar a los barcos que rescaten migrantes en el mar y los trasladen a las costas de Italia. La medida está dirigida sobre todo a las embarcaciones de organizaciones civiles que se dedican a salvar a esas personas y que ya han sido perseguidas y acusadas de fomentar la migración ilegal.

Según informaron la agencia de noticias Efe y el diario español La Vanguardia, las multas que propone Salvini podrían ascender a 50.000 euros, y van de 3.500 a 5.000 por cada migrante que el barco lleven a bordo. En caso de que sumen más de 100, o de que el rescatista reincida, está prevista también suspensión temporal de la licencia de navegar e incluso la incautación del barco.

La medida, además, destina mayores recursos a vigilancia, permite las escuchas telefónicas a los barcos y se suma al cierre de puertos que ya fue dispuesto por el gobierno para las organizaciones sociales dedicadas a estos rescates. “Aplicar respeto, orden y disciplina en este país es urgente”, dijo en un acto el ministro.

Días atrás, Salvini amenazó al jefe de la Fiscalía de Agrigento, Luigi Patronaggio, por haber permitido que 48 migrantes que habían esperado cuatro días en un barco de la organización Sea Watch desembarcaran en Sicilia, entre ellos una mujer embarazada. Todos habían sido rescatados en el Mediterráneo. “Tengo la intención de denunciar por favorecer la inmigración clandestina a cualquiera que ofrezca la disponibilidad para que desembarquen los migrantes desde un barco fuera de la ley. Esto vale también para cualquier órgano del Estado. Si este fiscal autoriza el desembarco también iré hasta el fondo”, dijo.

Un grupo de expertos en derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas manifestó que esta iniciativa “representa otro intento político de criminalizar a los actores humanitarios que prestan servicios de salvamento que son indispensables para proteger la vida y la dignidad de los seres humanos”. Manifestaron que “el derecho a la vida y el principio de no devolución [de las personas a sus países] siempre deben prevalecer sobre la legislación nacional u otras medidas supuestamente adoptadas en nombre de la seguridad nacional”.

Por eso pidieron a Italia que frene este decreto y que retire las dos directivas anteriores que impiden a las organizaciones civiles que rescaten migrantes acceder a los puertos de ese país. Los expertos también manifestaron su preocupación por la posibilidad de que este tipo de discurso “aumente aun más el clima de odio y xenofobia en Italia”.

Salvini les respondió. “Sobre la seguridad y la felicidad de los italianos deciden los ministros y los parlamentarios elegidos por los italianos, y no desconocidos burócratas que apoyan la inmigración en masa”, dijo, y llamó a la ONU a que “se ocupe de problemas más importantes respecto de la violación de derechos humanos que se producen en el mundo, desde Turquía y Corea del Norte hasta Venezuela”.

La inmigración llevó al líder de la Liga Norte a confrontar también con su socio en el gobierno. Días atrás, cuando un grupo de inmigrantes desembarcó en la localidad de Licata, Salvini, muy molesto, dijo que “algún ministro” les habría “abierto el puerto”, en alusión al titular de Transporte, Danilo Toninelli, que integra el Movimiento 5 Estrellas.

Esta organización política manifestó sus dudas acerca de la propuesta de la Liga Norte de multar a los barcos que lleven migrantes a Italia, que debería ser aprobada en el gabinete antes de enviarla al Parlamento. Consideró que con la iniciativa se intentaba desviar la atención de otros asuntos por interés electoral.

Días atrás, en Milán, Salvini encabezó un acto de campaña con representantes de la ultraderecha de la región, que en el Parlamento Europeo integran una misma bancada, Europa de las Naciones y las Libertades. Junto con una decena de dirigentes, entre ellos la francesa Marine Le Pen y el holandés Geert Wilder, el líder italiano les prometió a los votantes: “Si hacen que seamos el primer partido en Europa, la política antiinmigrantes la llevamos a toda Europa y aquí no entra uno más”. Wilders afirmó: “Necesitamos más Salvinis en Europa”.