Ayer se conoció la noticia de que las cámaras de la ex Cárcel Central que podrían haber registrado los movimientos del mafioso italiano Rocco Morabito durante su fuga no estaban funcionando. “Esto prueba dos cosas: en primer lugar, que Morabito contó con la colaboración de personal de la cárcel. La otra, que tanto dinero no tiene, porque si no, en lugar de desactivar las cámaras, le hubiera pagado a la persona que miraba los monitores para que apartara la vista, algo que hubiera resultado mucho menos sospechoso”, declaró un jerarca del Ministerio del Interior (MI).

Las repercusiones de la fuga del lunes se vieron opacadas por otro escape producido el martes. En este caso se trató de dos uruguayos que estaban recluidos en la cárcel de Santiago Vázquez por robo y homicidio. Desde el MI destacaron que los dos episodios “demuestran que en Uruguay todos los reclusos tienen las mismas oportunidades para fugarse, independientemente de si tienen dinero o no”. “De acá puede fugarse un pobre, un rico, un extranjero, un uruguayo... en resumen, cualquiera”, declaró un funcionario de la cartera.

En el gobierno no se descarta la posibilidad de que las dos fugas podrían estar relacionadas con la inminencia de las elecciones internas. “Puede haber policías que quieren perjudicar la imagen del Frente Amplio y por eso dejan escapar a peligrosos reclusos. Si bien no sería algo tan grave como las cosas que hace Juan Sartori, igual es preocupante”, declaró un legislador oficialista.